VII

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— Luhan, despierta. —lo zamarreó suavemente. Los rayos de sol se mantenían en su cara debido a que las cortinas estaban abiertas, al igual que en el rostro del que trataba de despertar. Y pensó que se veía lindo de esa manera.

El castaño abrió los ojos lentamente, tenía unas gigantes ojeras y apretó los ojos fuertemente al darse cuenta de que el sol le estaba dando directamente en la cara. Sehun sonrió levemente.

— Buenos días. —Dijo—Debí haber cerrado las cortinas al ver que las habías dejado abiertas.

El otro solo asintió y el abogado enarcó una ceja. — ¿No vas a decirme buenos días?

— Aléjate un poco. —murmuró.

— ¿Eh?

— No quiero que sientas mi aliento de perro en las mañanas. —respondió otra vez en un susurro, mirando hacia un costado acompañado de un leve sonrojo.

— ¿Es enserio? —soltó una carcajada y Luhan lo miró con el ceño fruncido y sus mejillas aún rojas.

— Sí, idiota, ¿esperabas que tenga aliento a rosas apenas me levanto?

— Bueno, dejaré que te cepilles los dientes, se te vaya el malhumor y entonces quiero mis buenos días.

El castaño le sacó la lengua y Sehun salió de la habitación.

Al ir al baño se espantó al ver su rostro. Sus ojeras eran jodidamente grandes, parecía haber estado llorando toda la noche. Bueno, en realidad, se había quedado pensando en muchísimas cosas hasta quien sabe qué horas de la madrugada y los ojos comenzaron a llorarle luego de bostezar una y otra vez.

Bajó al comedor y luego de que el abogado lo mirara expectante y el soltara un bufido, habló.

— Buenos días. —se sentó en frente de él y sonrió al darse cuenta de que su café ya estaba hecho. — Gracias.

— No es nada. —Hizo una pausa— Y bien, ¿Por qué tienes esas ojeras?

Luhan casi escupe el café. — ¿T-tanto se nota?

— Si no se notara no te lo hubiera preguntado. ¿Qué hiciste anoche?

A pesar de que su expresión no era de enfado, notaba un leve tono de reclamo en su voz. El castaño hizo una mueca de burla ante ello.

— Me escapé. —Rió— Vamos, Sehun, ¿Qué se te ocurre que pude haber hecho?

El abogado bufó. — No sé, por eso te estoy preguntando.

— Simplemente estuve pensando demasiado las cosas hasta tarde.

— ¿Qué cosas?

— En todo. —Suspiró— Sabes, me pregunté si siempre mi vida había sido así de... especial.

— Tu vida fue especial desde que me conociste a mí... y bueno, a Jongin también.

— Supongo que sí. ¿Pero por qué yo? ¿Qué es lo que tengo?

Hubo silencio un par de segundos.

— No te preguntes tanto las cosas. No todo tiene una respuesta, hay cosas que simplemente están destinadas a ser y punto.

— ¿Y yo estuve destinado a ser especial? —sonrió.

— Estuviste destinado a ser especial para mí.

Oh, definitivamente Luhan no se esperaba eso. Lo miró con los ojos bien abiertos y completamente bordo de la cabeza a los pies. Sehun carraspeó y el castaño llegó a ver también un leve sonrojo en sus mejillas, al parecer no pensó en lo que había dicho.

El caso del ciervo » [HunHan]Where stories live. Discover now