Especial

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Para Luhan ese día había estaba siendo precioso, qué digo precioso, estaba siendo perfecto. Era el cumpleaños de Sehun, se habían quedado despiertos hasta las cuatro de la madrugada jugando videojuegos y viendo películas, habían tenido luego antes de irse a dormir una... bueno, cómo decirlo... preciosa velada romántica, y habían despertado a las doce y media del mediodía juntos y felices. Más tarde fueron a dar una vuelta a la plaza y volvieron a casa antes de las seis porque vendrían Yixing, KyungSoo y ChanYeol a saludarlo a pesar de que la verdadera fiesta la celebrarían el veinte, en el cumpleaños de Luhan. Y, entonces, ahora se encontraban en casa charlando con los tres nombrados.

Estaba siendo precioso, perfecto, sin ningún acontecimiento raro...

Hasta que llegó Jongin.

Creyendo que el susodicho se iría al ver que había más gente en la casa y que, por lo tanto, no podrían charlar con él, simplemente le dio una mirada y volvió a la conversación. Pero no se movió, se quedó estático en el lugar. Luhan volvió a mirarlo enarcando levemente una ceja, y realmente pensó que nadie le estaba prestando atención, pero... una voz a su costado hizo que casi se le saliera el corazón por la boca.

— T... tú... —el propietario de esa voz era KyungSoo. El castaño dirigió su vista hacia él, y joder, estaba mirando a Jongin. A Jongin. Sus grandes ojos se encontraban algo ahogados.

De repente, la habitación quedó en un completo silencio en el que ninguno se movió de sus posiciones, ni siquiera Jongin, hasta que ChanYeol habló.

— ¿Qué dices, KyungSoo? —el otro suspiró y volvió la vista hacia sus amigos.

— Nada, no es nada. —respondió.

ChanYeol enarcó una ceja y Sehun lo miró algo preocupado, a diferencia de Luhan y Yixing, que no parecían entender mucho. Sin embargo, la conversación reanudó, volviendo a lo que estaban hablando y restándole importancia.

Jongin desapareció. Luhan logró divisar como KyungSoo tragaba saliva, y luego miró a Sehun, quien le dedicó una mirada de después hablamos que no logró tranquilizarlo mucho, a decir verdad.

¿Cómo se suponía que KyungSoo podía ver a Jongin? Porque lo vio... ¿no es así?

Las visitas se despidieron dos horas después exclamando que estarían esperando ansiosos el veinte para cortar el pastel. Así fue como sólo quedaron Sehun y Luhan en la habitación, parados frente a la puerta ya cerrada. Este último suspiró antes de mirar a Sehun y hablar.

— ¿Cómo es que pudo ver a Jongin? —preguntó, sin más. — Porque lo vio, ¿no es así?

El abogado suspiró también y señaló el sillón para que ambos se sentaran, así lo hicieron, uno al lado del otro y jodidamente cerca. A Luhan le impresionaba que aún, después de todo lo que había pasado, tener a Sehun tan cerca lo estremeciera de la manera que lo hacía. No es momento de pensar en eso, se dijo.

— KyungSoo puede ver demonios al igual que tú. —El castaño alzó las cejas, sorprendido, y asintió, dándole lugar para que prosiga. — Y reaccionó prácticamente igual a ti cuando Jongin se lo dijo, si bien tardó en creerle, reaccionó bien.

— ¿...Pero?

— Pero, como tú sabrás, Jongin no sirve para relacionarse con humanos, tampoco tenía mucha idea de cómo lidiar con los sentimientos de esa clase, debido a que nunca los había sentido... y mucho menos con un humano. Así que se asustó y huyo, literalmente. Se alejó de KyungSoo.

Luhan infló las mejillas. — ¿Es todo? —Sehun asintió— Vaya... ¿Y Jongin no lo fue a ver nunca más hasta... hoy?

— Fue muchísimas veces más pero ocultándose de KyungSoo, solo iba a asegurarse de que estuviera bien, porque es un imbécil.

El caso del ciervo » [HunHan]Where stories live. Discover now