Capítulo veinticinco. Atrevimiento o verdad.

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25. Atrevimiento o verdad.

Harry descorrió las cortinas con los dedos temblorosos, echó un vistazo por la habitación y contempló, con asombro, que la mayoría de personas ya estaban durmiendo plácidamente. ¿Cuánto tiempo había estado descifrando la nota? Creía haberlo echo en apenas unos minutos.

Se levantó, aún vestido con la túnica, y bajó a la sala común. Allí se encontró con Neville, que seguía escribiendo frenéticamente con su pluma blanca y con su preciada planta a su lado, a un par de chicas que no conocía y a Draco Malfoy. La sangre de Harry se le congeló en las venas al fijar su mirada en él.

Y empezaron a asaltarle las dudas.

¿Sería él verdaderamente el propietario de aquella carta? Era muy probable que Harry se hubiera equivocado. ¿Por qué había llegado a la conclusión de que Malfoy era homosexual? Le conocía de cinco años, y jamás había dado indicios de haber salido con un chico. Sin embargo, la carta era tan clara... Le costaba creer que no lo fuera.

Malfoy le miró a los ojos, y Harry adivinó en ellos algo que no supo bien cómo descifrar. El rubio sonrió levemente. No como burla, sino como... No sabría explicarlo. En sus labios se asomaba una pregunta, una pregunta que no hacía falta que la dijera en voz alta. "¿Lo has averiguado ya?".

Se acercó a él. No estaba seguro de porqué lo iba a hacer, simplemente su instinto le decía que aquello era lo que debía realizar en aquel mismo instante. Le miró durante una fracción de segundo, y después dijo:

  — ¿Lo has escrito tú? —no sabía de dónde había sacado el valor para preguntar eso, pero ya no había vuelta atrás. Notó que se ruborizaba, quizás por el hecho de que le contestase de forma tosca en vez de porque le contestara afirmativamente.

 Pero Malfoy no contestó enseguida. Si embargo, cuando lo hizo, Harry se quedó de piedra.

  —¿Qué es lo que he escrito?

—¿Qué? Pero... Es decir, yo... ¿Tú —empezó, inseguro, humedeciéndose los labios— viste mi primer partido de quidditch?

 Malfoy sonrió pero, en vez de decir nada, giró sobre sus talones y se dirigió a la puerta de los dormitorios, dejando a Harry con la palabra en la boca. El pelinegro no podía estar más confundido. Ni siquiera había averiguado si Malfoy había escrito aquella nota. Más bien, el rubio le había soltado evasivas. ¿Quería decir que sí o que no? Parecía un terrible juego psicológico, un terrible juego de atrevimiento o verdad.

Exasperado, recorrió la sala con la mirada —sin saber muy bien el por qué— y decidió seguir a Draco e irse a la cama. Era probable que se tratara de un absurdo sueño, nada más. Aunque no recordara haberse quedado durmiendo en ningún momento del día.

No obstante, en cuanto su cabeza tocó la almohada, cayó rendido.

Mi Peor Enemigo || Drarry || TERMINADA y EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora