Capítulo 15. El impostor

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*Narra Iris*

Cuando Yaya terminó de hacerme la revisión, Nico apareció en la entrada de la enfermería.

-Buenas, ¿cómo te encuentras?- me saludó con su radiante sonrisa.

- Cómo si me hubieran apaleado, y después una apisonadora me hubiera pasado por encima, pero estoy bien haha- le contesté con otra sonrisa.

- Haha así nos encontramos todos, no te preocupes con los cuidados de Yaya estarás pronto bien - dijo sentándose en la butaca en la que hasta hace poco había estado sentado Hugo.

- ¿Y tú como te encuentras?- pregunté sentándome en borde de la cama frente a él.

- Pues bien, como una rosa haha- contestó riéndose.

- ¿Así? Pues ese brazo no se ve muy bien Nico- Yaya apareció detrás de él, mirándole con preocupación.

- Esto no es nada, me choqué contra una pared cuando venía hacia aquí. Soy un patoso ya me conocéis- dijo restándole importancia, pero la verdad es que no movía mucho su brazo, debía de dolerle bastante pero no lo expresaba.

- Déjame que le eche un vistazo anda- la enfermera le cogió de la muñeca y este puso una mueca de dolor.

- Uff esto no tiene buena pinta, te has dislocado el hombro y la muñeca la tienes rota, tendrás que quedarte aquí un rato hasta reponerte. Voy a por las medicinas no te muevas- le dijo cuando acabó de examinarle.

-¿Me vas a decir como te lo hiciste realmente? por que a mí no me engañas -  le miré seria a los ojos.

- Me choqué contra un guardia y al caerme apoyé mal la mano, eso es todo- no levantó la mirada del suelo.

- ¿Le conozco?

- No, es uno de los nuevos. Pero déjalo fue un accidente. No soy renconroso haha.

Se notaba a kilómetros que me estaba mintiendo, pero se veía que no quería seguir con el tema, así que lo dejé estar.

Después de una hora de reposo, Yaya nos dio el alta y nos fuimos a ver a los demás. Nos fuimos a la sala común donde se encontraban la mayoría, a excepción de Runa. En cuanto entré todas las chicas me abrazaron, y la mayoría de los chicos se acercaron a saludarme excepto Hugo, que solo me hizo un gesto con la cabeza desde su asiento.

Todos estaban cubiertos de vendas curativas y parches. Mark y Viktor eran los que más cicatrices tenían, Lilith ya estaba curada por que al ser vampiro sana rápido, Alex tenía una pequeña cicatriz en la frente y Mayreen varios moratones en los brazos.

En conjunto todos parecen estar sanando correctamente, eso es un alivio.
Hugo debe de seguir molesto por lo de antes, todavía no puedo imaginarme que intentara morderme... me pregunto que le pasó en ese momento... después hablaré con él.

- Pero bueno, la princesita está de vuelta- dijo burlón Magnus mientras me revolvía el pelo.

- Hola chicos, ¿cómo estáis todos? ¿y Runa? - no la localicé en la habitación.

- Estamos bien, loquita. No te preocupes, Runa está descansando en su habitación luego subiremos a verla, ¿tú cómo estás?- contestó Ritsuka.

- Ah bueno, me quedo mas tranquila. Yo estoy bien. Pero decidme ¿ que pasó realmente esa noche? contadme que ocurrió después de que me desmayara- Nico me indicó unos asientos libres para que nos sentaramos.

- Siéntate esta historia es un poco larga de contar - contestó Lilith- En primer lugar, fuimos totalmente engañados, sólo un par de guardias vigilaban la entrada de la sede esa noche. Dos guardias patrullaban en los pasillos centrales. Nos han informado de que cambiaron las órdenes y hubo un cambio de guardia esa noche, un tal Fred Markson entró recientemente a formar parte de la guardia y fue uno de los que tomó el relevo esa noche justo a la misma hora en la que comenzó la fiesta. Hemos ido a revisar su expediente hace un rato y nos han dicho que no hay ninguna prueba de su estancia aquí, sus documentos han sido borrados del registro. Todo ha sido una trampa desde el principio, usaron a ese tipo para colar a todos los sicarios y tendernos una trampa. Por culpa de esos desgraciados hemos tenido unas cuantas bajas, muy pocas gracias a la diosa, pero siguen siendo pérdidas de vidas humanas.

-Oh que desastre... - susurré desconsolada, por nuestra ineptitud han perdido la vida gente inocente. Sentí una punzada en el corazón al oír aquello, no había pensado en si había habido bajas...

- No te vengas abajo, estas cosas pasan y más cuando estamos envueltos en un conflicto, piensa que ahora están en un lugar mejor- Nico me abrazó.

- Hay una cosa que aún no comprendemos, la visión de Runa. El por qué mostró algo totalmente diferente a lo que pasó. El maestro piensa que modificaron la visión. Por que el caso está en que no fueron a por los invitados como ella predijo, su idea era otra totalmente distinta- dijo Mayreen cambiando de tema para suavizar el ambiente.

- ¿Modificar la visión? ¿eso se puede hacer?, por cierto ¿ ninguno de los invitados salió herido verdad?- pregunté alarmada pensando en el maestro.

- Sí, las visiones se pueden modificar. Sólo las brujas y los hechiceros más poderosos pueden hacerlo. Es sumamente difícil y peligroso pero no imposible- contestó Kike.

- Y respecto a los invitados. No, ni siquiera se acercaron a la puerta de la sala, lo que sea que quisieran se encontraba en el pasillo en ese momento - contestó Mark.

- Sí, y cuando llegamos al pasillo, pudimos ver como cinco sombras se escabullían por la esquina. No pudimos cogerlos, en cuanto doblamos la esquina ya habían desaparecido. Lo tenían todo muy bien planeado desde el principio - Zed habló desde el sillón. Parecía que él y Vlad, se sentían muy culpables por irse sin avisar justo antes del ataque.

Entonces se me vino a la mente la imagen de ese sicario mostrándome esa asquerosa sonrisa, y sus últimas palabras resonaron en mi cabeza :nos volveremos a ver fierecilla.

Un escalofrío recorrió mi espalda, intenté alejar esa imagen fijando mi atención en la puerta que acababa de abrirse. En la entrada se encontraba Runa. Llevaba los ojos vendados y tenía magulladuras y moratones por los brazos y el rostro. Me acerqué a ella y la abracé suavemente.

- Runa, ¿Cómo estás? - pregunté en un hilo de voz.

- Bien, Yaya dice que estoy sanando rápido.

- Ah menos mal... por cierto ¿por qué llevas una venda? ¿que te ha pasado?- se limitó a sonreír, pero no era una sonrisa de felicidad, era triste y... melancólica. Al instante noté como se me formaba un nudo en el estómago.

Segundos después se llevó una mano a la nuca, desató el nudo que hacía de unión para la venda y la retiró de sus ojos. Entonces contemplé con horror la atrocidad que esos mal nacidos le hicieron a mi amiga esa noche.

La habían dejado... completamente ciega...

La Reina de las BrujasWhere stories live. Discover now