Capítulo 5

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Capítulo Cinco: Ya no sufrirás.

"-Era tan irónico, sufría por alguien que estaba en una paz eterna."
-Valentina Perry - Preciosas Constelaciones.

Liam.

Tenía prácticamente todo el día de clases libre, los maestros estaban en junta directiva debido al famoso veinticinco de Diciembre. No se como podían pensar en Navidad si apenas estábamos a cuatro meses lejos de ella pero bueno, lo único que me quedaba era disfrutar de mi hermoso tiempo libre.

Mi reloj marcaba las nueve en punto, por lo tanto decidí ir al patio del colegio para distraerme un poco. Decidí sentarme en el pasto, de todas maneras estaba ya un poco seco, ¿y que importaba si me mojaba un poco?.

Y, ¿Que pasaría si me enamoro de Valentina?, ¿Quien sería el perdedor?. -Susurré-

-Creo que en el amor todo el mundo termina siendo perdedor numero unl-. Una voz desconocida se escuchó detrás de mí.

Me di la vuelta y quedé frente a frente con una chica que nunca había visto, y lo podía asegurar, no sufría de la famosa enfermedad de amnesia, no olvido con facilidad las cosas y personas, y eso sinceramente una gran tortura.

-¿Que te hace pensar eso?-. Pregunté cómo si la conociese desde hace mucho tiempo.

Aquella chica tenía unos profundos ojos cargados de dulzura como la miel, su mirada demostraba confianza y al mismo tiempo misterio, calculaba 1.64 de estatura, su cabello no era negro, pero a la luz del sol era algo similar, era castaño, pero un castaño que hacía complemento con sus brillantes ojos.

-Experiencia propia- Sonrió y se sentó a mi lado. -Siento haberme entrometido, pero se me hizo inevitable no responder a tu triste susurro.

En aquel momento anhelaba dejar de ser un poco estupido y no pensar nunca más en susurros.

-Por cierto, soy Shelsey Roman- Extendió su mano.

-Liam- Estrechamos manos -Liam Ponce, ¿Eres nueva?.

Shelsey Soltó una risita. -Claro que no, somos compañeros, tercero de educación media.

-Rayos...

-Tranquilo, es eso un poco común en mi - Sonrió. -Pero basta de ello, estoy interesada en tu historia, ¿Me la contarías?.

¿Como podría contarle mi historia a una chica que conocía apenas hace unos minutos?. ¿Que tendría de malo?, de igual manera solo la miraría por esta vez, no creo que ella vuelva a escuchar otro de mis millones de susurros.

Comencé a narrarle aquella chica toda mi historia, al parecer si estaba muy interesada después de todo, era como si ella anotara todo en su mente, simplemente parpadeaba y cambiaba de expresión a medida que contaba las partes tristes, al parecer era débil emocionalmente, lo transmitía con tanta facilidad y al parecer no se daba cuenta que todos podíamos observar como se sentía con tan solo observar su mirada, ahora comprendo aquel dicho que dice que los ojos son la entrada a nuestra alma. Terminé de contarle mi historia, aquella chica simplemente me observó y al parecer le fue inevitable no darme un abrazo.

-Sería totalmente estupido que te dijera la típica palabra "Lo siento"-. Dijo ella -Pues eres tú quien sintió, sientes y quizás sigas sintiendo ese dolor, simplemente no tengo palabras.

Más Frío Que La Nieve | Libro 1Where stories live. Discover now