Capítulo 2: Quizá me equivoqué

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Unos firmes golpes en la puerta le distrajeron de su lectura, de su intento de descifrar las intrincadas y confusas palabras de Haruki Murakami. El fin del mundo y un despiadado País de las Maravillas era libro que se encontraba devorando en aquel momento. Si bien es cierto que le había pedido a su hermano que le trajese alguno de sus libros de Edogawa Ranpo, cuando tuvo una variada pila con diferentes autores en su mesilla de noche se dio cuenta de que no le apetecía leer una novela de detectives. Y dado que los fuertes analgésicos le sumían en un estado de confusión, podría estar empezando a considerar ese hospital su retorcido País de las Maravillas particular. Tras dos días ingresado y en vista del tiempo que le quedaba, era eso o percibirlo como el Averno. Aquella fue razón suficiente para preferir al complicado Murakami. Y también porque, debido al dolor de su cuerpo, no notaría las jaquecas que sus historias solían ocasionarle.

-Adelante.

Dejó el libro en la mesa tras permitir a la persona pasar. Awashima Seri entró dentro del cuarto con el cabello suelto, difiriendo su peinado al moño que solía llevar, y un ramo de flores en las manos. Margaritas blancas y amarillas lo componían, armonizando con el lazo azul que las sujetaba. La mujer esbozaba una sonrisa preocupada que parecía ir conjuntada con sus flores.

-Munakata-san, ¿se encuentra bien?

-Te he dicho miles de veces que puedes tutearme, Awashima-kun -suspiró, intentando que la expresión de su rostro fuese tranquilizadora-. Y bueno, creo que estoy todo lo bien que puedo estar.

-Me enteré ayer de lo ocurrido. ¿Cómo ha podido pasar?

-La culpa fue mía. No miré por dónde iba ni cuándo cruzaba.

-Es más irresponsable de lo que parece -Seri frunció el ceño, rodeando la cama y acercándose a la mesilla de noche. Al lado de la pila de libros, un jarrón reposaba-. El ramo de flores es para usted. Una vez leí que los colores alegres ayudan a una pronta recuperación.

-Desde luego, es agradable verlas. Muchas gracias, Awashima-kun.

-No hay que darlas. Ojalá me hubiera enterado antes -la rubia llenó el jarrón de agua en el baño de la habitación, para luego colocar dentro el ramo. Realizada esa acción se sentó en una silla cerca de la cama-. Si hay algo que quiera...

-Sólo tengo que pedirlo. Mi hermano y su mujer dijeron lo mismo -rió, sintiendo dolor en el pecho al hacerlo. La causa eran las costillas rotas pero saberlo no lo atenuaba-. Aunque me gustaría saber algo. Mis clases...

-Han contratado a un profesor sustituto, o al menos eso he oído. ¿Sabe cuándo le darán el alta, Munakata-san?

-Probablemente en unas semanas. El médico con el que he hablado estima que un mes como mucho. Y luego tendré que hacer rehabilitación. Si hay suerte, volveré a dar clases en unos dos o tres meses.

-Y luego dice que sólo han sido unos rasguños...

-Bueno, no quería preocupar a nadie.

-Ya es bastante preocupante que se despistase de semejante manera.

-Por desgracia, yo también soy humano. Puedo equivocarme y despistarme.

-Me alegra que por fin se haya dado cuenta. Seguro que sus alumnos se lo agradecerán.

-El pequeño error de los exámenes traspapelados sólo ocurrió una vez. Y estoy herido, es injusto que me lo recuerdes, Awashima-kun -la mujer dejó escapar una leve risa, tapándose la boca con una mano como si de una recatada dama se tratase. Parecía brillante en aquel momento, a pesar de encontrarse en un lugar deprimente como suele ser un hospital-. Pero no hablemos más de mí -sentenció con un suspiro-. ¿Ha ocurrido algo bueno?

Cuando te vuelva a ver [ReiSaru AU] (K Project fanfic yaoi)Where stories live. Discover now