Capítulo 4: Espero verte mañana

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-Saruhiko-chan -justo cuando salió de cambiarse, dispuesto a volver a su casa tras ese día tan horrible, la peculiar voz molesta de Mishakuji le detuvo. Y aunque es cierto que se encontraba un poco menos chocado, no estaba de humor para aguantar las charlas del cirujano. No después de haber perdido una vida y haber acabado gritándose con un paciente-, espera un minuto.

-¿Qué ocurre? -masculló, con las manos escondidas en los bolsillos de la chaqueta. Ni esta era un impermeable ni él tenía paraguas, así que seguramente se calaría en cuanto saliese a la calle.

-He hablado con Kusanagi sobre lo que ha pasado hoy.

Instantáneamente, Saruhiko se puso más pálido de lo que ya era. Sí, sabía que su profesor iba a enterarse y sí, sabía que aquello conllevaría unas nefastas consecuencias, pero no esperaba que sucediese tan rápido. En un periodo de tiempo diminuto estaban sucediéndose demasiadas cosas.

-Iba a decírselo en mis informes sobre las prácticas... -murmuró con un hilo de voz el más joven.

-No me estás entendiendo, Saruhiko-chan. No se lo he dicho porque desconfíe de ti -amable, Yukari le brindó una sonrisa-. He estado hablando con él. A todo médico o enfermero le pasan estas cosas pero siempre es muy difícil de aceptar, sobre todo la primera vez que ocurre.

-Estoy bien...

-No lo estás. Nadie lo está después de esto. Es duro y, por desgracia, inevitable. Escucha, eres un alumno ejemplar, de matricula de honor, y aquí estás dando la talla como todo un profesional. Kusanagi me ha dicho que no habría ningún problema en mover unos hilos para ti.

-¿A dónde quiere llegar?

-Podrías tomarte unas pequeñas vacaciones. Unas semanas o un mes, hasta que superes esto.

Fushimi se mantuvo en silencio, pensando. No era exactamente como huir pero aun así le molestaría aceptar la oferta. Y le molestaría por la sencilla razón de que una persona en concreto creería que había abandonado en el intento. Él, ese incordio con gafas que tenía por paciente, se pensaría que era un cobarde. Eso le enfurecía tanto como la impotencia de no haber podido salvar a alguien. Aunque, la verdad sea dicha, no se explicaba por qué. No se explicaba por qué el que Munakata fuese a considerarle débil le enfadaba tanto, ni por qué había logrado animarle cuando terminaron casi a gritos. No tenía sentido pero estaba demasiado cansado como para molestarse en buscárselo.

-Puedo... ¿puedo pensarlo?

-Tienes todo el fin de semana para ello.

-Gracias.

-De nada, y procura descansar.

Saruhiko asintió, antes de salir del hospital. La lluvia era más suave que antes. En vez de empaparlo, se posaba suavemente sobre él, como la caricia de los labios de un amante. Un sentimiento de dolorosa melancolía se instaló en su pecho, aumentando la culpabilidad que ya sentía.

En el bolsillo derecho de su pantalón, su teléfono móvil vibró. No tardó ni dos décimas de segundo en leer el mensaje recién recibido. Y, sorprendiendo gratamente al destinatario de su respuesta, contestó.

***

-Debe haber pasado algo realmente grave para que respondas mi mensaje a la primera y en el acto -masculló Yata dejando sobre la mesa dos botellines de cerveza-. Y también para que tengas esa cara de muerto viviente.

-Ha sido el peor día de mi vida -suspiró Fushimi, rodeando la botella de vidrio con las manos y permitiendo que el frío atenuase un poco las polémicas sensaciones que le zarandeaban de un lado para otro sin piedad-. Quiero meterme en la cama y no salir nunca más.

Cuando te vuelva a ver [ReiSaru AU] (K Project fanfic yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora