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Me desperté emocionada por la llegada de mamá, pero confundida por mi extraña marca en la muñeca y la de Adrien en su espalda. Sin contar lo de Troye, no he hablado con él desde ese día que vino a casa.

Ya estaba lista, me había colocado un vestido color celeste pastel, con reflejos turquesa. Mi cabello estaba hecho en una trenza con flores colocadas a modo de corona.

Había ido a hacer lo mismo en el cabello de Hanne, suele amar cuando hago peinados con flores.

Noelle, hija —escucho una voz grave y fuerte, me sorprendí al saber que papá me llamaba pero aún así baje—. Ayúdame a colocar la mesa, toma.

Asiento sonriendo, tomo los platos junto con el servicio que me entrega y los llevo a la mesa, ordeno todos los puestos, incluso coloco las servilletas con el mantel que usamos para ocasiones especiales.

Ve a llamar a los demás, tesoro. Yo colocaré las copas —Acaricia mi cabeza de manera fraternal, a lo que me dirijo rápidamente hacia arriba.

Quiero darle a todos la gran noticia de la llegada de mamá.

[...]

¡Oh, mis pequeños! Los había extrañado mucho.

Soy la tercera en abrazar a mamá después de papá e Ian, su regreso me tiene contenta, a pesar desde que llegó a comenzado a dolerme más mi muñeca.

Estaba un tanto intranquila, mi muñeca me molestaba cada vez más, intenté ignorarlo, pero me dolía aún más, pase finamente las uñas por la marca hasta que el desespero creció, las pasaba de manera frenética.

Quizás me hubiera calmado si mi teléfono celular no emitiera cierto sonido especial que había colocado a cierta persona.

Troye está llamando.

Aceptar.                                   Rechazar.

Creo que era obvio lo que iba a hacer, estamos todos cenando, esto se arruinaría si contesto la llamada.

Lo siento, Troye.

[...]

Aún me siento perdida, confundida, no quería rechazar esa llamada, quería contestar, quería decirle que no quería perderlo.
Una mano se posa en mi hombro derecho, me volteo esperando encontrar a Hannelore o incluso a mamá, pero es Ciel, junto a Constanzé.

¿No te gustaría ir a mirar las estrellas? —Ladeo mi cabeza, pero termino aceptando, tomo una de las sillas que se encontraban en los extremos del desayunador.

Sentí como si los minutos fueran segundos, llevábamos bastante tiempo allí, fuera de casa admirando ese hermoso cielo estrellado, incluso me di el placer de molestar a Ciel. Pero esta duda seguía en mí, seguía atormentándome.

Debía tomar una decisión, sí o sí, aunque fuera muy difícil.
Y sin duda alguna, lo elegí a él, porque, Troye, si quiero ser salvada.
Pequeñas lágrimas caen por mis mejillas, pero son de completa felicidad. Estaba a punto de tomar mi celular para llamarlo y decirle que sí, que quería ser su novia, cuando el mismo dolor emanó de esa cicatriz rojiza en mi muñeca, en un momento de euforia al observar como un extraño brillo de tonos carmín ilumina mi muñeca, pierdo el equilibrio cayendo al suelo, mis gritos se hacen presentes al no soportar estás frecuentes pulsaciones que viajan a una increíble velocidad hacia mi sistema nervioso central.

—Troye, ayúdame.

Los cálidos deseos emanados un día fueron los mismos que nos condenaron para firmar un destino que no tuvimos derecho a elegir.

Noelle ©  | Libro #7 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora