TaeHyung palmeó el hombro del pelinegro distrayéndolo de sus deberes de la escuela. Sí, JungKook hacia sus tareas en la misma escuela, odiaba tener que hacer los pendientes en su casa. Prefería tener todo listo y solamente llegar a su habitación a jugar en compañía de Bi.
—¿Qué quieres, Tae?
—Deja de estudiar, odio que te las des de inteligente.— refunfuñó en broma. —Me hace sentir...
—¿Un tonto?
—Iba a decir alguien con un poco menos de coeficiente intelectual que tú.— pucheó, tomó de los hombros a Kook dando un leve apretón a éstos. —Pero a lo que venía es que quiero presentarte a alguien.
JungKook le miró confundido, pero aún así asintió sin quejarse.
—¡Hey! Ya puedes venir.
Jeon dirigió su mirada a un costado de TaeHyung y él se hacía a un lado para que pudiera ver con más libertad. Ante los ojos del pelinegro un chico de cabello azabache apareció, lucía el uniforme de la escuela, también sobre sus labios se posaba una gran sonrisa, divertida y sincera. Eso le agrado a él.
—¡Hola!— agitó su mano el nuevo chico. —¿Eres JungKook?
Él asintió un poco cohibido: —Así es.
—Eres como TaeHyung te describió.
—¿Cómo?
—Un chico con cara de bebé, tímido y... Bebé.— detrás se oyeron las reprimidas risas de TaeHyung. Jeon le dio una mirada rápida enfadado.
—¡Eres un...!— se levantó del asiento comenzando a perseguir a Tae. —¡Ven aquí, pedazo de idiota!
Tae se dio a la fuga antes de que su amigo pudiese ponerle las manos encima, era más que obvio que lo golpearía por eso, pero en vez de estar angustiado porque terminaría con un ojo morado reía como loco corriendo por todos lados del patio de la escuela. HoSeok se quedó parado a un lado de la banca en la que hace unos minutos estaba JungKook, viéndolos con diversión desde ahí. Bastó verlos para decir que serían muy buenos amigos.
—Ya, vamos con Hobi.— sugirió TaeHyung luego de un largo rato escapando de Jeon, al final solo recibió un pequeño coscorrón en la cabeza acompañado de un regaño por parte de él.
—Sí, vamos.
Caminaron hasta HoSeok intentando recuperar el aliento mientras se acercaban, con sus peculiares sonrisas tomaron sus pertenencias y volvieron a la última clase del día. HoSeok por su parte y TaeHyung y JungKook por la suya. Los tres quedaron de salir juntos de la escuela para tomar el autobús juntos, vivían casi en la misma calle, así que tomaban el mismo transporte.
El trío de amigos conversaban de cosas randoms durante el retorno a casa, entre ellas surgieron los videojuegos. Con eso JungKook perdió lo tímido. Estuvieron hablando de los últimos títulos que habían salido a la venta, criticándolos, elogiándolos dependiendo de su jugabilidad y otras características más aparte. Eran unos amantes de los shooter en primera persona junto a los juegos de rol.
—Tal vez Hobi pueda unirse a nuestro equipo, ¿no?— propusó TaeHyung.
—Tienes razón...— JungKook buscó entusiasmado los ojos del azabache. —¿Te interesa estar?
—Gracias, pero no. Me gustan mucho los videojuegos sí, pero no soy de estar todo el día pegado a una silla, me gusta más jugar al aire libre, pasear.— explicó, indicando con sus manos.
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Tae entendió dándole la razón, no se puede estar todo el día jugando como si no hubiese un mañana, él no era de esos. Pero JungKook se sintió fuera de lugar, él podía estar horas pegado a la pantalla fundiendo su trasero en la silla giratoria que tenía en el pequeño escritorio de su habitación, horas jugando, horas para poder estar con Bi.
HoSeok sacó el teléfono celular de su mochila y verificó algunos mensajes que le habían estado llegando. Frunció el ceño.
—¿Qué ocurre?— preguntó preocupado Tae.
—Binnie me pide que pase a comprar leche, ella está ocupada y mamá la necesita.
¿Binnie? Se preguntó a sí mismo Jeon.
—¿Quién es Binnie?
—Es mi hermanita.— contestó de manera posesiva HoSeok.
—Tranquilo, ni siquiera la conocemos y ya nos quieres matar.— bromeó Kook, sacando risas a los tres.
El bus se detuvo en la parada de su recorrido.
—Aquí me bajo.— avisó HoSeok. —Hasta mañana, chicos.
Se despidieron y él descendió del bus, antes de que las puertas pudieran cerrarse JungKook pudo divisar a SoBin corriendo a los brazos de HoSeok.
Esa imagen de ellos dos abrazados le perforó el pecho.
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Ella sonría y se colgaba del cuello de él, como si fuese un koala y HoSeok la sujetaba desde la cintura para que no cayera.
