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Él la necesitaba como necesitaba aire.
Sin ella, él se sofocaba
Desconocido

—¿Quién es increíble? —Tres cabezas voltearon hacia la puerta, donde un cansado hombre lobo descansaba perezosamente sobre el marco.

—Yo...

—Humm...

—¡SIRIUS!

—¿Lo soy?

—Lo eres —confirmó Casey, asintiendo brevemente—. La cantidad de productos para el cabello que usas es absolutamente enferma —chasqueó la lengua, revolviendo el cabello de Sirius.

—¡HEY, HEY, HEY! Esto toma tiempo, ¿sabes?

—Mhmm —asintió Casey, elevando su varita.

—Casey, no te atrevas...

Colito —un rayo rosa voló desde la varita de Casey y se esparció por el cabello de Sirius.

—¡CASEY!

Casey sonrió pero se alejó corriendo del cuarto, tomando a Remus de la mano en el camino. Ambos volaron escaleras abajo y corrieron por la cocina. Remus tomó una bolsa de la mesa antes de seguir hacia la puerta trasera.

—¡Vamos, Remmie! —rió Casey, tirando de su jersey—. No quiero morir aún.

—De acuerdo —sonrió Remus, dejando que la castaña lo llevara hacia la zona de bosque que rodeaba la casa de los Potter.

Comenzaron a escalar por el bosque, el único sonido siendo sus respiraciones y las ramitas rompiéndose bajo ellos. Unas cuantas aves piaban en el fondo.

—¿A dónde vamos? —preguntó Remus, Casey se giró hacia él. Ella tenía ese brillo en sus ojos, uno de emoción y travesura. Uno que hacía sentir a Remus tímido, nervioso y feliz; todo al mismo tiempo.

Mirando esos ojos ese día, Remus se dio cuenta de algo.

—A por una aventura.

Que él estaba completamente, innegablemente e inesperadamente enamorado de Casey McAndrews.

Chocolate → R. Lupin [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora