El Caballo Volador

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Mohamed, el emperador de Tartaritania, estaba entusiasmado, porque acababa de llegar a su reino un extraño comerciante, el cual traía consigo un gran caballo de juguete, cuya maravillosa particularidad traía asombrado al soberano. Nada menos que era, la propiedad del citado caballo, la de poder volar a donde su dueño quisiera, y esto era lo que precisamente le explicaba en aquel momento el mercader:

-Señor, voy a volar en vuestra presencia a lomos de mi caballo volador. Y llegaré hasta las nubes para demostrar al emperador de Tartaritania el poder de este juguete maravilloso.

Subió el comerciante a la grupa, y dando vueltas a una clavija que el animal tenía oculta en el cuello, se elevó en el espacio y después de volar a gran altura, descendió a tierra felizmente.

Mohamed, exclamó, vibrante de emoción:

-Pídeme lo que quieras a cambio del caballo mágico y a punto te lo entregaré.

-Quiero a vuestra hija por esposa- decidió el mercader.

Quedó pensativo el emperador, pero en esto se destacó de la muchedumbre un gallardo joven elegantemente vestido.

-Soy príncipe de Tamerlán, y os digo ,majestad, que este comerciante es digno de la mano de vuestra hija. Pero Mohamed, encaprichado por el caballo volador ordenó que se acercara la princesa. Esta linda joven estaba enamorada del príncipe de Tamerlán, pero  el emperador ordenó:

-He decidido que te cases con este mercader.

El príncipe entonces desenvainó su espada para defender a la joven, pero el comerciante hizo subir a la joven con él mismo al caballo volador. Instantáneamente ascendió hasta las nubes y desaparecieron en el horizonte. 

Al verse burlado gritó el emperador:

-¡A caballo todos! ¡Seguid por tierra la dirección que lleva por el espacio el ladrón!

Los soldados partieron al galope, pero al cabo de varios días regresaban defraudados y llenos de desánimo. Únicamente el príncipe de Tamerlán continuaba obstinadamente la persecución. 

Entretanto, el mercader había hecho detenerse al caballo en el Bosque de las Palomas Mensajeras, pues necesitaba descanso.

La más bella de entre todas las palomas le dijo:

- Has robado a la princesa contra su voluntad. Y además tampoco has entregado al rey tu caballo volador, el mismo que ponías por precio de la princesa. Te has portado como un malhechor sin escrúpulos y tu mal comportamiento te acarreará un justo castigo. El príncipe de Tamerlán ya se acerca a este bosque, guiado por mis hermanas mensajeras que le traen hasta aquí. Será él quien se encargará de castigarte.

El mercader vio que, efectivamente, a pocos pasos de él aparecía el joven príncipe. Lleno de miedo, corrió hasta el caballo  volador y , accionando la clavija, se elevó por los aires en busca de la huida.

Pero el joven preparó su arco y, disparando contra el fugitivo, clavó la flecha en la cabeza del caballo volador, el cual se precipitó a tierra y al caer quedó completamente destruido.

El mercader fue hecho prisionero y cargado de cadenas fue llevado al país de Tartaritania para dar cuenta de sus malas acciones.

El príncipe y su enamorada princesita llegaron también al reino y se presentaron al emperador solicitando que les solicitara casarse. Lo que Mohamed concedió con el mayor gusto.

La boda se realizó con gran alegría y nuestros príncipes fueron siempre muy felices.



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