Finn no entendía con exactitud cuánto tiempo había pasado ni cómo había llegado a su cama, pero sabía una cosa.
Estaba solo.
Trató de moverse, un tanto frenético, buscando un indicio de vida a su alrededor.
— ¿Amy? —preguntó con la voz seca, necesitaba agua, pero antes, volvió a repetir el nombre con esfuerzo. Pero la nada le acompañaba, sin traer nada más que silencio a su alrededor. Después de unos minutos, Bóxer apareció en su puerta, ladrando alegremente con unos calcetines en su hocico.
Sus calcetines.
Pero, ¿ya qué importaba eso?
— ¿Sabes dónde está ella, Rata Peluda?
Bóxer dio un salto a la cama y se acurrucó a su lado.
—No, claro que no. No podrías decirme aunque quisieras.
Con un gesto resignado se estiró escuchando como sus articulaciones crujían, vaya, todo el cuerpo le dolía el triple que el día anterior.
—Maldita sea —se quejó tomando su celular entre sus dedos.
Un mensaje de texto nuevo estaba esperando para ser leído, pero el emisor, o en este caso, emisora, logró sacarle una sonrisa.
Si estás leyendo esto es porque ya despertaste, espero. He tenido que ir a la escuela, así que llegaré más tarde, además tengo que ir a trabajar después de eso. Te he dejado comida y agua embotellada en el refrigerador.
Por cierto tendrás una visita a las once. Cuídate y no causes problemas.
El fijó su vista en el pequeño reloj del celular.
10:55 A.M.
¿Quién iría a visitarlo a las once? No había quien se preocupara por él y nadie que quisiera ver.
Se levantó adolorido de la cama y con todas sus fuerzas, dio paso a la cocina, siendo seguido por Bóxer, maldita rata.
Ding Dong
El timbre monótono sonó, haciendo que se dirigiera a la puerta principal con todo el esfuerzo que podía. Tocó la pantalla del portero virtual y la cámara le dejó ver a las personas que hablaban animadamente del otro lado de la puerta. Un hombre y una mujer. El perro ladraba y daba brincos por todos lados como un loco.
No estaba de humor para escuchar sermones religiosos, no es que le molestara, pero... simplemente no estaba de humor.
Finn abrió la puerta y la mujer saltó sorprendida al ver su condición.
—Oh, pobre niño, Amy nos ha dicho que te ha pasado.
"¿Ah? ¿Y esos quiénes eran?" —se preguntó viéndolos fijamente.
—Estás tan delgado, ¿qué te gustaría comer? Podemos ignorar lo que mi hija me ha dejado escrito.
"Sus padres" —reconoció viendo los mismos ojos azules y el cabello color caoba de su padre, la pequeña nariz de botón era producto de la mujer que tenía enfrente y el hoyuelo en la mejilla derecha del hombre.
¿Cómo lo habían hecho? Ella era una perfecta combinación de ese par, pero teniéndolos enfrente en ese momento, solo una pregunta le inundaba la mente, ¿qué demonios les había dicho sobre él?
—Emmm... pasen—masculló. Si hubiera podido golpearse en el rostro lo habría hecho, su voz había sonado tan lamentable que la mujer se tornó pálida.
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Voto de Silencio.
FanfictionUna sola persona puede volverse el mundo de otra sin previo aviso. Un oscuro secreto logró que Finn Harries levantara sus barreras contra el mundo y decidiera apartarse de él, ¿Por qué querría estar en un lugar tan frío y sin escrúpulos? Amy Colli...