Pintura número 14.

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El viento golpea fuertemente el cuerpo de Jane y ella podría asegurar que sus mejillas y nariz estarían rojas como tomate a causa del frío. Pero a Jules parecía no importarle.

Habían quedado que él la pasaría a buscar 20:15, pero ya eran 21:05 y aún no venía. Cansada de esperar (y de congelarse) Jane entró a su departamento. El calor la abrazo inmediatamente y sus pupilas se agrandaron al ver varias pinturas colgadas por todos sitios.

Era ella. Ella pintando. Ella durmiendo. Ella desnuda. Ella cocinando.

Y cada pintura venía con su nota, esas notas que eran tan Jules y a Jane le encantaban.

  Hay personas que son arte pero no lo saben.

Con todo el cariño que te mereces, Jules. 

Pintame. |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora