Pintura número 26.

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Una Jane desnuda, mojada, con una toalla en la cabeza corre por el departamento para alcanzar el teléfono que está sonando. 

Era Jules.

  — No digas nada— dice él rápidamente.— Te he dejado un regalo en la puerta de tu departamento. Por favor, recogerlo antes de que tu vecino lo robe.

Y colgó. Jules le había colgado, dejándola con el teléfono en la mano y unas cuantas palabras en la boca. 

Agarro una toalla apurada, se envolvió en ella y corrió hasta la puerta. Y era cierto, ahí estaba su regalo, su pintura. Regresó adentro con ella en los brazos y se sentó en el suelo a abrirla.

Y una vez más era ella. Pero está vez no era cualquier Jane, está vez era una Jane en la casa de su madre jugando como niña pequeña en aquel viejo columpio. Sonrió al verla y por un momento olvidó que estaba mojada, desnuda, que el suelo le estaba congelando el culo y que había dejado la ducha abierta.

"Me encanta verte cuando sonríes, porque cuando lo haces hasta a las estrellas logras opacar.

Con todo el amor que te mereces, Jules."

Pintame. |COMPLETA|Where stories live. Discover now