Sábado.
El bar de siempre. La cerveza de siempre. Jane y Jules rodeados de la gente de siempre.
Ese bar se había convertido su favorito desde la primera vez que se cruzaron y sus almas conectaron. Así que ahí estaban, él apoyado en una pared con viejos cuadros y ella mirándolo, dándole la espalda a todo ser que se encontrará más allá.
— ¿Cuántas pinturas te he regalado ya, Jane? — preguntó Jules observándola.
— Muchas, tantas que podría abrir una galería de arte — le contestó Jane mientras trataba de acomodar sus rulos.— ¿Por qué?
— Tengo una regla de oro— dice él mientras tomaba de aquella cerveza— no regalar más de cinco pinturas a las mujeres que se cruzan en mi vida.
— Bueno, has roto esa regla hace bastante ya. Mi departamento está lleno de tus obras.
Ambos ríen.
— Lo sé— dice Jules en un tono bajo, tanto que él creyó que no se había escuchado con la música, pero Jane alcanzó a escucharlo perfectamente.
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Pintame. |COMPLETA|
Short StoryJane, quiero que seas tú quien inspire mis pinturas, y si me lo permites, quiero que tu cuerpo adorne mi habitación, que tu pelo café se desparrame en mis sábanas blancas, que tu risa retumbé por mis oídos y que sólo tú inundes mi alma. ...
