Pintura número 23.

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  — ¿Cómo lo sabías? — pregunto Jane mientras se sentaba en el césped.

  — Eres muy predecible, Jane. Me imaginé que escaparías cuando la situación se volviera difícil y por lo que veo acerté— respondió Jules mientras se apoyaba en un árbol.

— Tengo veinticinco años de gusto— resopló ella mientras se cubría la cara.

— A mi me gustas igual, lo sabes. Sabes que podría pintarte mil y un veces más.

— Mi madre dice que soy pésima para la pintura— dijo Jane mirándolo y ambos rieron. — Tal vez debería dejar que tú me pintes y ya, dejar el curso y buscar algo más.

  — Yo soy pésimo en el amor, Jane, y aún así no me di por vencido— le contestó Jules y fue ahí cuando, entre el ruido de los pájaros y el cálido césped del patio su madre, Jane se dio cuenta: lo amaba, por más tonto que él fuera ella lo amaba y no podía escapar a ello.

Pintame. |COMPLETA|Where stories live. Discover now