Capítulo 1

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Los golpes se arremolinaban en mi cuerpo sacándome quejidos de dolor, mientras escuchaba a esa bramante bestia gritarme-¡¡ Zorra de mierda!!- propino otra patada en mi estomago sacándome el aire- Maldita bastarda, ¿que se siente estar en el fondo María? siendo golpeada una y otra ves ¿eh?- Rió fumando su asqueroso abano 

Si, como oyeron me llamo María wonders, tengo 18 años, esto ya es normal, estoy encerrada en una celda con cadenas en mis manos y con un camisón blanco sucio, el que me está maltratando se llama Ethan, un maldito millonario que cree tener todo a sus pies, ¿como acabé aquí? Sencillo, le resumiré la historia, mi madre murió por una enfermedad y mi padre hizo un decaimiento y depresión tan grande que empezó a beber y apostar hasta que empezó a dejar muchas deudas, y para pagarlas me vendió y aquí terminé, Ethan era un hombre que lo conocía desde hace ya mucho tiempo, el me compró para "vengarse" porque dice que le arruine la vida ¿ porqué? Porque cuando él me conoció se enteró que su prometida lo engaño con su hermano mayor, se murió el padre y se quedo solo, la verdad yo no tengo la culpa de que se volvió cornudo y que le pasara una desgracia....

- Espero que te pudras en el infierno - me escupió con odio, luego de unos minutos se fue cerrando la celda olvidándose de poner llave, otra vez

- Tranquilo, te arrastrare conmigo al fondo del infierno maldito cornudo - susurré con lagrimas en los ojos, sentía la impotencia de no poder hacer nada ante estos abusos, pero eso está a punto de acabar, pronto seré libre y podré reírme en su cara y devolverle cada golpe que me propinó

- Si él te escuchara decir eso, créeme que no vivirías mucho tiempo - dijo Héctor, un prisionero vecino

- Tenemos que salir de aquí - murmuré tratando de pararme, con éxito

- ¿Y como lo harás? No tienes las llaves de las cadenas - suspiró recostándose otra vez en el suelo

- ¿Quién dijo que no las tengo ? - le mostré las llaves sintiéndome victoriosa

-¿ Cómo las conseguiste? - preguntó sorprendido viendo con asombro y anhelo las llaves que se balanceaban en  mis manos 

- Costo tiempo y golpes, pero al fin pude sacárselas - reí abriendo los grilletes de las muñecas y pies, salí de mi celda y corrí hacia Héctor,  salimos de la celda liberando a todos en el lugar

- Bien escúchenme todos, iré yo primero, si hay algún guardia lo despistare y ustedes aprovecharán a escapar, hacia el ala sur hay un bosque que sale hacia el pueblo vecino, les aconsejo irse lo mas lejos que puedan de estas tierras - susurré lo suficiente alto como para que los 15 prisioneros me escucharan. Me asomé hacia el pasillo encontrando una terrible soledad- Deprisa- les hablé a los demás empezando a caminar apurada con el corazón en la boca, con miedo a ser descubierta y asesinada; cruzamos los pasillos de piedra hasta el jardín este, solo faltaba un pequeño tramo para escapar hacia el bosque sur cruzando una fuente de agua, lo hicimos lo mas rápido que pudimos esquivando a los 5 guardias que habían en el camino con éxito. Cruzamos la cerca que separaba el bosque de la propiedad del amo y empezamos a correr como alma que lleva el diablo, riendo y cantando victoria por nuestro exitoso escape, disminuimos la velocidad una vez que notamos que el camino se empinaba, escuchando las respiraciones aceleradas y quejidos por parte de aquellos que no podían recuperar el aire, nos detuvimos a descansar por unos minutos hablando despacio sobre lo que cada uno iba a hacer una vez que cruzaran la frontera del pueblo,todo estaba bastante animado en el lugar, hasta que ese terrible y temible sonido nos calló, el ladrido de los perros de caza del joven Amo Ethan, esos perros eran entrenados para cazar a los esclavos que escapaban de los recintos  

- Los perros, son los perros de caza - sollozó una chica de manera agitada dando pasos hacia atrás con palpable temor

- Váyanse por allá, los despistaré- Todos asintieron de acuerdo, peor antes de irse, arrancaron hojas de laurel y cubrieron sus cuerpos de ese chinchudo olor para despistar a los perros, cubrí sus huellas con hojas de arboles y corrí, corrí como si el diablo me persiguiera, sintiendo los golpeteos de mi corazón en el pecho, mis pulmones bombeando mas de la cuenta el aire fresco de la noche, clavándose como dagas en mi cuerpo. peor no me importó, llegué demasiado lejos como para rendirme ahora, ¡solo un poco mas! 

Cuida de mi Where stories live. Discover now