Tengo algunas preguntas

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La filosofía se trata más de preguntas que  de respuestas.
Al profundizar en cualquier tema, en nuestro esfuerzo por aprender y conocer algo nuevo, surgen nuevas preguntas con cada respuesta e irónicamente, pareciera que cada vez entendemos menos algo de lo que creíamos tener noción suficiente.
Hay problemas que pueden ser respondidos desde una ciencia en específico o desde ciencias exactas como las matemáticas, la química, biología. Pero es más complicado  el asunto cuando se trata de preguntas como:
¿Existe Dios?
¿Qué es Dios?
¿Qué es el amor?
¿Está bien actuar así?
¿Qué es el Bien?
¿Qué es vida?

Responder es fácil, pero estar seguro no lo es. Para muchas de éstas preguntas existen en nuestros corazones algunas respuestas funcionales que rigen cómo actuamos, pensamos y en fin cómo recorremos el sendero.

Aquellos que buscan respuestas deben ser prudentes y no pretender plantar la misma duda en la mente de quienes no desean ni necesitan despojarse de sus creencias y de sus respuestas. Primero hay que dejar en claro una cosa, el filósofo es un buscador de la verdad por que es consciente de que no la posee. Al no saber cuál es la verdad no se puede distinguir una mentira, por lo tanto es un error considerar falsas las  respuestas de alguien que afirma poseer la certeza (acertado o no).

Se dice que los niños son los mejores filosofos por que tienen un legítimo deseo de saber cosas: ¿por qué morimos?¿a donde vamos?¿Existe el cielo?¿Qué es la nada?¿cómo sabes?¿por qué?...
Responder las dudas de un niño requiere nuestro propio esfuerzo mental cuando no tenemos la respuesta y puede ser incómodo. No todos reaccionan bien a la incomodidad. Tal vez Socrates fue condenado por tal motivo.

Querido lector ¿tienes la respuesta a las preguntas? 
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EL ARTE DE PENSARWhere stories live. Discover now