Causalidad y libertad

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"Alguien" tiene la culpa en cualquier acontecimiento.
En realidad hay toda una cadena de culpables como piesas de dominó que se empujan una a otra hasta llegar a la consecuencia final. Si nuestra libertad es suficiente podemos intervenir.
Si soy atropellado en el cruce peatonal, se puede culpar al ebrio en el volante, al mesero que accedió a seguir dándole copas, al dueño que del bar que le dio instrucciones al empleado, a las costumbres colectivas de asociar a una cerveza como único objeto de diversión , esparcimiento, recreación, a las leyes que permiten el alcohol. Es tan larga la cadena que todo lo externo a mí, debería ser considerado inocente y sea mi propia culpa la que cruza por mis lentes. Así mismo sea culpa de sí mismo la que cruza por el lente de cada quien, pues la voluntad, la libertad y la prudencia son vehículos que solo pueden ser conducidos por su propio conductor.

Pensemos en la dualidad de el "Yo" y el "Otro", siendo "otro" todo aquello que no es "yo".
Somos aves y el "otro" es el viento. El ave no controla el viento solo sus propias alas. Deside si ajitarlas o planear. En cualquiera de los casos estas volando.
Esta metáfora propone que el éxito de nuestra voluntad navega dentro de los límites de nuestra libertad. Nuestra voluntad puede ser actuar o dejar todo fluir, pero en ambos casos estamos decidiendo, hay una voluntad activa y no podemos huir de esa facultad de decidir, "estamos condenados a ser libres".

¿Pero en realidad es uno mismo quien decide?
¿y si nuestra decisión es un eslabón más en la cadena de acontecimientos que son consecuencia de algo y causa de otro?

EL ARTE DE PENSARWhere stories live. Discover now