Capítulo 20

439 35 3
                                    

                                  CAPÍTULO         20

La semana transcurría intensa pero sin sobresaltos. A veces simplemente me apetecía estar sola en mi cuarto, tumbada sobre mi cama e intentando dejar la mente totalmente en blanco, pero después de doscientos años seguía sin poder conseguirlo, al final algunos pensamientos se resistían a su encarcelamiento y afloraban en mi mente. Sobre todo ahora que faltaba poco para mi gran momento, se volvían más intensos e incesantes. Ahora más que nunca mis pensamientos amarilleaban mi cabeza combatiendo contra mi tajante plan. Aquellos intentos de rebelión me jugaban malas pasadas, me agotaban mentalmente, eso influía en mi humor y en mi energía. Estaba apática y merodeaba por la casa como un fantasma que deambula por los reconocidos pasillos de su castillo arrastrando unos pesados grilletes día tras día durante toda la eternidad. “¿Pero por qué ahora? ¿Acaso lo que llevaba esperando tanto tiempo ya no lo deseaba?” No podía evitar preguntarme si el haber conocido a Christian tenía algo que ver. El simple hecho de pensar en su nombre me producía un escalofrío a lo largo de la columna vertebral mientras la boca de mi estomago se cerraba a cal y canto. “Por supuesto que tenía que ver” ¿a quién pretendía engañar? no podía parar de pensar en él, pero lo peor de todo era el sentimiento de vacío en mi interior cada vez que pensaba en lo que yo iba a hacerle. Era una cobarde, si, pero no tenía más remedio, ¿o si? “mierda, otra vez”. Sacudí la cabeza obligando a aquellos pensamientos a desaparecer.

-¿Te encuentras bien, Shira? -Aqua me miraba preocupada.

-Si, si… es solo que… -Me quedé pensativa, apoyada en la encimera de la cocina, no había reparado en su presencia, cegada por los intensos rayos de sol que se colaban por la cristalera de la puerta, por eso y por mis atormentantes pensamientos. -¿Cómo sabes cuando estas enamorada, bueno, cuándo supiste que querías a Will? Y no me digas que “lo miraste a los ojos y desde ese momento supiste que lo querrías toda la vida” -Adopté un exagerado tono melodramático para marcar las ultimas palabras. Aqua se sorprendió ante mi pregunta, pero se recompuso enseguida (debía estar acostumbrada a las inesperadas salidas de Diana) y sonrió elegantemente (Aqua ante todo moderaba su comportamiento, nunca la había visto reír a carcajada limpia, por mucho que las aguas del mar pudieran volverse bravas, Aqua siempre hacía gala de sus pulcros modales y de su elegancia ante todo).

-Lo supe, porque me di cuenta que el mero hecho de haberle conocido trastocó todos mis esquemas, revolucionó toda mi existencia, y desde que lo conocí, incluso antes de saber que lo quería, irrevocablemente nunca nos separábamos. Mediante excusas o por una serie de desencadenados acontecimientos acabábamos el uno al lado del otro. No me di cuenta hasta que me paré a reflexionar, que desde que conocí a Will nada había vuelto a ser lo mismo.

Me dejé caer abatida sobre uno de los taburetes que había junto a la encimera donde casi desfallezco.

-Supongo que no era la respuesta que deseabas oír.

-No, no lo era. -Principalmente porque acababa de asumir lo que llevaba tanto tiempo reprimiendo, estaba “enamorada de Christian”, y por otra parte acabada de darme cuenta que mis rebeldes pensamientos no eran otra cosa más que el resultado de una disputa interna entre “el amor” y lo que yo creía que era mi “destino”. Resoplé desinflando mis pulmones esperando un milagro, si, esperando que las cosas se aseglararan solas y todo siguiese su camino.

Aquella tarde estábamos todos reunidos en el salón, como costumbre que habíamos adoptado aquellos extraños días estábamos bebiendo cada unos en su sitio. Hablábamos de cosas banales, cuando se me ocurrió que debía dejar todos los temas zanjados.

Incandescente PUBLICADAOnde histórias criam vida. Descubra agora