Capítulo 42

340 29 0
                                    

                         CAPÍTULO 42

 

Cuando me levanté aquella mañana el pie ya estaba completamente curado, lo moví en todas direcciones comprobando que estuviera ileso y me fui a la sala de entrenamiento. Había una nota en la puerta, Christian había salido a un trabajo y volvería tarde. Contemplé su elegante caligrafía sin querer pensar en lo que le podría pasar en su trabajo. Salí al exterior, el cielo estaba nublado, aquel tiempo me encantaba, ni frío no calor. Aunque a mi el clima no me alteraba, mi temperatura corporal era siempre extremadamente alta.

Cogí una de las varas de la sala de entrenamiento y comencé a realizar los combos que Christian me había enseñado al lado de las cuadras. Al poco llegó Amy, me saludó amistosamente y empezó a trabajar yendo de un lado a otro de las cuadras, sacando a los caballos al cercado y limpiando. Me miraba con curiosidad cuando pasaba a mi lado, curiosidad y otro brillo que no supe descifrar. La lluvia comenzó a caer, pero ninguna de las dos dejó de trabajar. Amy puso música en su móvil; Can´t stop de Red Hot Chilly Pepers. Parecían haber pasado horas, mi pelo se pegaba a mi frente y las gotas de agua empañaban mi vista, pero no me importaba, estaba concentrada, los movimientos salían fluidos, la vara era una prolongación de mi brazo.

Amy acabó el trabajo y me lanzó un refresco, lo cogí al vuelo y se lo agradecí con una sonrisa.

-Vaya, es impresionante lo que haces. –Realmente parecía decirlo con sinceridad. Me sorprendió y halagó considerablemente su comentario.

-Entonces deberías ver a Christian, eso si es impresionante, no se le pasa ni una, es como una máquina. –Su rostro se tensó y desvió la mirada.

-Seguro que sería interesante verle enseñándote. –Su tono no sonó como de costumbre, no sabía por qué pero decidí asentir mientras mi respiración se calmaba después de las extensas horas de ejercicio.

-¿Qué estudias Amy?

-Bueno, estoy estudiando psicología. Estuve dudando entre eso y biología, pero finalmente me decanté por la psicología.

-Vaya, parece interesante. –Ella asintió.

-Se puede llegar a prender mucho acerca de las personas observando su cuerpo… sus gestos. –Amy pareció sonrojarse de repente, bajó la mirada y comenzó a mover el pie como si intentara tapar un agujero en el suelo. Nos habíamos metido en las cuadras para resguardarnos de la lluvia que se había intensificado. Subió su mirada y me contempló algo extrañada. -Qué rápido te has secado. –Señaló mi pelo y mi ropa, la suya en cambio seguía pegada a su piel por la humedad.

-Si. –Me encogí de hombros.-Tengo una alta temperatura corporal. -Amy estiró su mano y tocó un mechón de mi cabello, podría ser un gesto totalmente inocente, o aquello quise pensar, parecía estar comprobando que realmente estuviera seco, pero en cambio, al soltar mi mechón dejó caer la mano más de la cuenta y rozó mi cuello acariciándolo lentamente. Comencé a sentirme terriblemente incómoda por su cercanía, seguramente sería yo, que no estaba acostumbrada a tanto contacto físico, pero su mirada me hizo ver la realidad. Sus ojos me preguntaban sin vacilar, mientras sus mejillas se coloreaban tímidamente. Se acercó un paso más, yo me alejé sin saber cómo actuar, ella parecía totalmente hipnotizada, como si yo llevara algún tipo de talismán.

-Parece que la tormenta ha amainado, deberías aprovechar a bajar ahora al pueblo. –Mi voz salió algo temblorosa, pero sacó a Amy de su encantamiento. Asintió y se alejó de mí hacia su bicicleta, parecía algo confusa, se despidió como de costumbre con la mano y desapareció por el sendero embarrado. En cuanto desapareció suspiré dejando salir la tensión acumulada.

Incandescente PUBLICADAWhere stories live. Discover now