ENTRE LA ESPADA, LA PARED Y LA PSICÓTICA

381 18 1
                                    


El eco de los automóviles en las calles y las personas subiendo las escaleras parecían ser una especie de espejismo auditivo; la cabeza de la daba vueltas y podía sentir claramente las palpitaciones de su corazón corriendo por las palmas de sus manos; al abrir los ojos, una luz despampanante de en medio de la oscuridad cegó sus ojos casi al instante; apenas pudo ponerse de pie, pero una vez que lo hizo, Camila comenzó a recordar todo. Miró el celular sobre el suelo y recordó la última llamada que había hecho; tomó el celular, miró un par de llamadas perdidas de su madre, y entonces también recordó que se había sentido muy mal, así que lo primero que llegaba a su mente es que se había desmayado.

Un fuerte dolor de cabeza comenzó a palpitar en cada extremo de su cabeza; se agachó a tomar el celular y pensó dos cosas: llamar a la policía o llamar a Rafael, ¿por qué Rafael? No lo sabía, pero era la única persona que le pasaba por la cabeza en ese momento; finalmente se decidió por Rafael.

-¿Rafa?

-¡mila! ¡Qué bueno es escuchar tu voz!

-Necesito tu ayuda –balbuceó en un tono apagado.

-¿Qué sucede? ¿Está todo bien?

-Paso por ti a la universidad y te cuento todo de camino al ministerio público... No me vas a creer lo que te voy a contar.

Un chorro frío de agua erizó la piel de Alexander y lo hizo despertar alteradamente; lo primero que vio fue a su hermana atada en el suelo; y lo segundo que vio fue a esa mujer tan extremadamente sensual con unos pantalones de cuero negro y una pequeña blusa que dejaba todo su abdomen al descubierto; sin embargo, se trataba de Lucy y aquello le quitaba todo el encanto.

-¡Buenos días! ¡Me alegra al fin tenerlos despiertos a los dos!

-¡¿Lauren?! –gritó Alexander desesperado.

-Estoy bien... -Respondió Lauren con una voz demasiado apagada.

Lucy sonrió y se acercó a Lauren; la tomó de un brazo y la jaló hasta dejarla en frente de Alexander y la sentó recargándola sobre la pared.

-¡Listo! Así podrán verse y dialogar mientras se quedan solos un par de horas, pero no se preocupen, no los voy a dejar solos.

Antes de siquiera terminar la palabra "solos" un hombre con la cabeza cubierta por un pasamontañas y unos enormes lentes oscuros comenzó a bajar por las escaleras y se paró en frente de Lucy y le tendió la mano; Lucy obedeció a la señal y le entregó un enorme celular.

-Verán; realmente quiero pasarla... tranquila con ustedes dos; pero, para eso necesito que la loca no sea yo; lo más seguro es que Camila ya esté yendo con la policía, así que cuando diga que estoy loca y desquiciada necesitaré limpiar mi nombre en persona; consiguiente, necesito que cuando te llame al celular, el cual mi querido amigo tuvo que adaptar a ese teléfono satelital porque aquí no hay señal; tendrás que contestar y decir que todo está bien, que solo nos salimos de la carretera y se pinchó un neumático, ¿lo entiendes?

-Yo no voy a colaborar con tu estúpido juego de niños –dijo Alexander con las manos empuñadas.

-Yo ya te di las órdenes; si no lo haces él tiene la orden de volarle la cabeza a Lauren, y no intenten persuadirlo; que él trabaja para mí más que por todo el dinero que ustedes dos puedan ofrecerle.

Lucy comenzó a alejarse hacia las escaleras cuando se detuvo antes de dar el primer paso hacia el escalón y dirigió la mirada hacia los dos hermanos.

-Por cierto –silenció un par de segundos-, ni siquiera le hagan preguntas, es mudo.

-¿Por qué tardan tanto? ¡¿Por qué no nos atienden ya?!

CAMILA PRINCESA... LAUREN PRÍNCIPEحيث تعيش القصص. اكتشف الآن