🍃Atender a pacientes, ser buen médico e incluso soportar órdenes, se basaba prácticamente su vida. Pero a pesar de todo eso, estar pendiente de esa persona y saber que este siempre lo trataba así por alguna razón, le daba un motivo por el cual no i...
aunque sea cuidadoso con cada con unas de las palabras que digo
Aunque haya sólo una palabra errónea tu voz se eleva
Las palabras y la respiración se agita
El rostro se enrojece ¿pero por qué no lo detesto?
No lo sé (no lo sé ) bebé
Day6 - Blood
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La bata blanca se arruga bajo sus manos debido a la presión que ejercen ellas en la tela, mientras el aire está cargado del olor a alcohol y fármacos. Él observa con cuidado el rostro pálido del único paciente dentro de la habitación, el que yace decaído en la cama y mirando en trance el techo. Su corazón se encoge dolorosamente por la expresión apesadumbrado atravesando esos ojos.
Esa mujer ha estado hospitalizada por más de dos años, tratando de sobrevivir a los días nublados y llenos de soledad del día a día. La espera de encontrar un corazón produce ansiedad, pero ella solo podía rezar por un milagro todos los días. Mientras él, como el doctor a cargo y encariñado con ella, solo alcanza a proporcionar ayuda, esperando que un donante apareciera justo detrás de las puertas e hiciera que la bella mujer postrada en la cama viviera.
Se siente responsable de ella, pues le aflige la inutilidad de no poder hacer nada incluso siendo un respetado y honrado médico. Le está costando hacerle creer a la mujer que se salvaría, que él podría hallarle ese órgano necesario para; y sin embargo, un milagro es lo menos que tiene ahora.
Él es el doctor Do KyungSoo, y no soporta la esperanza basada en sentimientos. No cree posible enfrascarse en la necesidad de fingir que todo iba a estar bien, cuando en realidad nada estará bien. ¿Por qué continúo mintiéndole? ¿Acaso debo solo decirle que por el momento no hay modo de que se salve? Que lo soporte, que le pida a Dios un milagro... Está cansado, demasiado, de proferir palabras que quizá jamás puedan cumplirse.
Tiene la presión de todos sus colegas encima, quienes siempre ponen las manos al fuego por él. Ellos dicen que a él lo acompaña la suerte solo porque la mayoría de sus pacientes se salvan de las puertas de la muerte; que también esa suerte lograría darle un milagro a la mujer que ha estado internada tanto tiempo. Pero KyungSoo debe ser sincero: la suerte es una mierda, porque no existe más falsedad que decir que gracias a la suerte uno se puede salvar. No quiere romper las ilusas ilusiones de nadie, ni tampoco desea cargar con el peso de consciencia de una muerte.
Por las noches, cuando estaba acostado en su cama, su mente viajaba por cada expediente de aquellas personas que se negaban a donar los órganos de sus parientes a personas que lo necesitaban con urgencia.
