Dolor

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01 de Septiembre 2015

Llevaba una semana entera hundida en mis pensamientos, aquellas elucubraciones que lejos de hacerme sentir mejor, me hacían terminar aún peor de lo que me sentía. Había llegado a tal grado en el que sólo iba mis clases a hacer acto de presencia y evitaba cualquier posible contacto con quien fuera, ni siquiera le había contado a Lara lo ocurrido el fin de semana y tampoco lo creía preciso, mucho menos, sabiendo que en cuanto le contará como el domingo a primera hora nos habíamos regresado sin intercambiar siquiera una mirada, ella me terminaría diciendo algo completamente imprudente y que lejos de ayudarme me terminaría haciendo enojar con ella.

Eso era otra conclusión a la que había llegado en mi cavilación, caí en la cuenta de que no tenía amigos, con los que me juntaba eran sólo compañeros y no amigos, la persona que se había convertido en mi verdadero amigo estos últimos meses estaba a punto de irse del otro lado del mundo y yo no tenía a nadie más que a mi propio orgullo para acompañarme.

- Mi mamá quiere saber ¿si en serio pretendes quedarte aquí todo el día sin ir a despedirte de Diego?

- ¿Hay algún problema con ello?- en estos momentos lo que más quería era seguir recostada sola en mi habitación, pero en cuanto sentí un peso al lado de mi cabeza y desvíe mi vista del techo, comprendí que mi hermana tenía intenciones de quedarse, y mis deseos no serían órdenes esta vez.

- Mira sé que te sientes triste porque tu novio se va...

- No es mi novio- susurré triste porque sabía que era verdad.

- Como sea, no deberías estarlo, últimamente psaban todo el tiempo juntos sin darse si quiera un respiro ¿quién te asegura que era amor? talvez sólo era costumbre, pero como nunca te había pasado con alguien aparte de Nick, no tienes un punto de comparación.

- Creeme yo sé como me siento y si era amor.

- A lo que voy es, que esté tiempo separados te ayudará a comprobarlo, quien sabe talvez puedes darte la oportunidad de conocer más chicos y tener más puntos de comparación, o talvez me equivoco y si era amor, pero eso sólo lo dirá el tiempo. Y sí así fuera, no te preocupes ¿que no dicen que si amas algo tienes que dejarlo ir, y sí regresa es que siempre fue tuyo?

- ¿De dónde una niña de trece años saca tanta sabiduría?- le pique la panza haciéndola reír.

- Bueno teniendo una hermana tan dramática, una tiene que ingenieárselas para poder sacarle a esa cara tan fea una sonrisa.

- ¿Qué te pasa envidiosa? Yo soy hermosa- aprovechando su momento de distracción aproveche para sentarme y comenzar a hacerle cosquillas, pero de un momento a otro me terminó derribando y se puso encima mío.

- ¿Entonces vas a ir a despedirte de tu no novio, o te quedarás los próximos meses lamentándote de no haberlo hecho?

- Ya es muy tarde, su vuelo sale en menos de una hora.- me lamenté al ver la hora que marcaba el reloj.

- ¡Ay ni que vivieramos tan lejos del aeropuerto!- me asusté al escuchar su grito, pero sabía que tenía razón, de hecho mi casa estaba a quince minutos del aeropuerto si tomaba la autopista- Levántate, que sí no, yo seré la que te va a tener que aguantar los siguientes meses.

- Pero...

- Pero nada, es más yo iré contigo para verificar que no me mientas- me sentí toda regañada y minimizada en cuanto comenzo a aplaudir para que me levantara.

Con Liza detrás de mí, y sin oportunidad de detenerme más que para tomar mi licencia y llaves, salímos de la casa. El tráfico estaba calmado por la hora que era, y pude acelerar sin tanta preocupación de chocar, sentía la adrenalina correr por mis venas y mi pulso a mil por hora. No estaba segura de lograrlo y si lo hacía tenía muy claro que era lo que le diría o haría, pero bueno en ese momento mi meta prioritaria era llegar vivas y a tiempo al aeropuerto.

- ¡Vamos Layla, apúrate!- mi hermana ya casi llegaba a las puertas principales y yo muy y apenas iba a mitad del estacionamento, cortesía de las pantunflas de perrito con las que había salido de casa.

- ¡Ni siquiera sabemos en que ala esta!- caí en la cuenta de que literalmente estábamos buscando a ciegas.

Pero a Liza pareció no importarle porque siguió avanzando como si no hubiese dicho nada. En cuanto entré al aeropuerto la logré divisar en la taquilla de una de las aerolíneas, parecía más mortificada por alcanzarlo que yo. Le estaba gritando a la señorita y sentí que tenía que ir sacarla de ahí antes de que los guardias lo hicieran por mí.

- ¿Qué haces? Ni siquiera sabemos en dónde está.

- Claro que si, mamá habló con su madre para que nos diera su número de vuelo.

- ¿Entonces que tanto discutías con la señorita?

- Discutía por su falta de servicio, hace rato ordené el boleto por internet y lo único que le correspondía hacer era imprimirlo y dármelo, pero al parecer es demasiado ineficiente como para pulsar un botón y darme el boleto lo más rápido posible.

- ¿Lo tenías todo planeado, no?- la abracé en cuanto asintío- Gracias.

- No me agradescas mejor corre, que tienes veinte minutos antes de que los empiecen a llamar para abordar.

Corrí lo más rápido que mis pantunflas me permitieron y en cuanto encontré la línea de inspección por la que tenía que pasar, me formé y recé para que esta avanzara lo suficientemente rápido como para alcanzarlo.

- Señorita tiene que dejar su calzado en la banda.- me informó el guardia después de revisarme con el detector de metales y percatarse de que la alarma se había tornado roja gracias al aparatito que mis pantunflas incluían para hacer que se oyera un ladrido cada que caminara.

Al revisar el reloj que había en la zona y darme cuenta de que sólo me quedaban ocho minutos, tomé las pantunflas y me fui corriendo descalza en busca del ala J, corría lo más rápido posible y al sólo traer calcetas me fue más resbalarme por el piso recién encerado del ala H, aún así me levanté como pude y con los ojos llorosos por el golpe, seguí mi camino.

Al llegar a la ala J y divisar algunas caras conocidas de la facultad que se estaban poniendo de pie para entrar al avión supe que lo había logrado, lo vi con su pasaporte y ticket en mano y me acerqué apresurada.

- ¿Pero qué...

- Lo lamento- le dije en cuanto cubrí su boca con mi mano, al jalonearlo fuera de la fila su primera reacción fue estar a la defensiva, pero no iba a desperdiciar el poco tiempo que teníamos, dejando que se quejara.- De verdad lamento no haberte besado aquel día, pero no quería que me gustaras más, aunque creo que eso es imposible, porque ya no sólo me gustas, estoy enamorada de ti. Y lamento no haberme despedido de ti o no haberte aprovechado esta última semana, lo lamento.

- También lo lamento- besó mi frente y me abrazo, el dolor físico de mi reciente caída no era nada comparado con lo que estaba experimentando, me sentía fatal y no quería soltarme de él, pero sabía que tenía que dejarlo ir.- Te extrañaré mucho, amor. No te pido que me esperes, pero si te pido que sí vas a dejar que alguien se acerque a ti, sea alguien que de verdad te merezca. Digo, no cualquier chica va a despedirte en pijama al aeropuerto.- aún en esos momentos me hizo sonreír.

- Tambien te extrañaré mucho- tenía su mirada en la mía y sabía que no era necesario decirle algo más, porque las palabras sobraban. En cuanto nos soltamos y me dio un beso en la frente, lo vi dirigirse rumbo al pasillo que lo llevaba al avión, y tras desaparecer supe que sería el último contacto físico que tendríamos en mucho tiempo.

Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora