Apresada

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14 de Febrero 2016

- ¿Porqué te arreglas tanto?

- Nick me invito a salir e iremos a una fiesta.- como si nos habláramos con la mirada, Liza salió a mi rescate y me ayudo a subir el cierre de mi vestido.

- Hay cientos de chicos en la ciudad, no sé porqué tuviste que regresar al que te trató pésimo, además, no es de mi agrado.

- Nada pierdo dándole una oportunidad, además estos últimos meses se ha comportado como el chico que me encantaba hace un par de años- Liza rodó los ojos demostrándome que en definitiva no era partidiaria de Nick- además no te preocupes, no necesito tu bendición, porque tampoco es como si nos fuésemos a casar.

- Ya llegó, ve a despacharlo antes de que se ponga cómodo.

- No seas grosera- le di un coscorrón y salí corriendo antes de que me regresara el golpe.

El trayecto fue largo pero si que había valido la pena, en cuanto llegamos  noté que el lugar era muy bonito, era una casa grande con un jardín enorme y super cuidado, los árboles tenían formas y había fuentes iluminadas que hacían que todo tuviera cierta escencia.

- Lo mejor será que entremos, la fiesta ya ha de estar en su punto- por inercia me sonrojé cuando Nick me tomó de la cintura, pero no sentí nada electrizante durante el acto.

Al entrar la idea de pasarla con Nick y amigos cercanos se vino abajo, la casa estaba llena de un humo apestoso, y definitivamente no se trataba de tabaco, era extremadamente fuerte y con tan solo unos minutos de estar ahí ya me tenía mareada. La música estaba exageradamente alta y había parejas haciendo de las suyas en lugares que para mi gusto no eran aptos para sus hazañas, por otra parte esto sólo era como la bienvenida porque en cuanto salimos al patio todo se volvió aún más turbio.

El patio estaba cubierto de botellas y latas en todo el suelo, la piscina estaba cubierta de una espuma de dudosa procedencia, y si acaso pensaba que las parejas de adentro no tenían pudor alguno, las de afuera si que les ganaban por mucho. Había ropa tirada por todos lados y era muy difícil caminar entre todo lo que decoraba el jardín trasero, así que con miedo a lo desconocido me aferré de la camisa de Nick con miedo a perderme o a alejarme de él.

- ¡Nick llegaste! Creímos que no ibas a venir, sígueme tienes que saludar a los demás- pasé de estar decepcionada a confundida, ¿qué hacía el chico castaño con el que encontré a Nick el día de la fiesta sorpresa de mi padre?

- ¿Qué hace él aquí Nicholás?- lo paré en cuanto vi que lo seguía muy decidido.

- Es su fiesta cariño.

- ¡¿Su fiesta?! ¡Pero si creí que ya no te juntabas con ellos!

- No lo hacía, pero todo el mundo estaba hablando de esta gran fiesta y ellos me invitaron personalmente ¿cómo podía declinar la oferta?

- Diciéndoles que no y ya.

- Veo que tu novia te sigue controlando Nick ¿no es así primor?- el castaño hizo notar mi presencia.

- No somos novios- dije por inercia y se escuchó un coro de "ooh" de fondo, muy parecido a la primera vez que me los había topado.

- En ese caso más le vale ser una buena amiga con derechos, porqué uno no debe dejar que lo controlen Nicholás, uno debe de controlarlas.

- ¡Tremendo...- no pudé desahogarme agusto, porque Nicholás me había tapado la boca y arrastrado lejos de ahí.

- ¿Qué crees que haces? No puedes hablarle así a Lorenzo, no sabes de lo que es capaz, y por buenas fuentes sé que no se tocará el corazón sólo porque seas mujer.- su agarre se había intensificado y me estaba comenzando a doler, lo que hacía que el dolor no sólo fuése físico sino también moral, porque estaba comenzando a creer que había cometido un error, al parecer este era el verdadero Nicholás y lo demás sólo una fachada.

- ¿Tu qué crees que haces? ¿Te parece una buena idea traerme el día de los enamorados a una fiesta  ilegal? O acaso tu piensas que yo me creo el cuento de que les prestaron la casa y la madre, no estoy pendeja Nicholás y sí no me sacas de aquí ahora mismo, te juro que nunca más te vuelvo a hablar y mucho menos a darte otra oportunidad.- aunque a estas alturas estaba más que claro que me sacará o no de ahí, eso sería lo que iba a hacer.

Nos encaminábamos al interior de la casa cuando una serie de empujones nos comenzaron a abordar, de un momento a otro al parecer todo mundo quería ingresar haciéndonos a un lado, quería con fuerza salir de lugar, así que saqué fuerza de donde pudo y logré entrar al interior. Estaba a punto de salir al jardín principal cuando me di cuenta de que Nick no venía detrás mío y gracias a que soy algo (muy) paránoica, mil ideas cruzaron mi mente, por lo que me vi obligada a entrar y buscar a mi acompañante.

Todo se había vuelto tan turbio de manera demasiado precipitada que no supe como reaccionar cuando sentí que me jalaban, en un abrir y cerrar de ojos tenía a un uniformado dándome indicaciones, o más bien ordénes, y unas muy apretadas esposas ya se habían convertido en un accesorio no muy bonito para mi atuendo.

No sabía como reaccionar, las lágrimas se estaban acumulando, y presentía que un ataque nervioso me iba a invadir en cualquier momento. Los uniformados me hacían sentir como la peor de las criminales, una de ellos me había revisado de pies a cabeza y de manera muy incómoda, para posteriormente entre ella y uno de sus compañeros escoltarme hacía la parte trasera de la pratulla.

De una noche no deseada, esta había pasado a ser la peor de mis noches, no sabía la dirección de mi próximo destino, pero si sabía que no sería bueno. Pasaría la noche en prisión, y sólo me quedaba rezar que mis compañeras de celda fueran más agradables que mis compañeros de patrulla, porque no eran ni más ni menos que Nichólas, Lorenzo y su pandilla.

Serás míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora