Adventure 04

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Su boca estaba empezando a secarse y sentía como la saliva bajaba con más dificultad por su garganta. En otras ocasiones no le hubiera dado importancia a que otra persona se fuera de su equipo, pero en este caso, era de Kageyama de quien estábamos hablando. Había pasado con él unas escasas cuarenta y ocho horas, incluso podría llegar a decir que le tenía algo de tirria. Pero aquello no era excusa para mentir y seguir pensando que no quería que estuviera a su lado. Sentía que había encontrado un amigo por primera vez en su vida.

-Kageyama... ¿Por qué justo ahora? Hicimos un trato... No... No puedes dejarme justo ahora. Eso es muy egoísta... -sus palabras sonaban como un reclamo. Estaba seguro de que rogando no iba a conseguir nada.

El chico que había dejado la piedra envuelta, encima de la palma sudorosa de Hinata, lo miró a los ojos una última vez antes de apretar sus puños y mirar a otro lado.

-No entiendo porque tienes tanto interés en que yo viaje contigo cuando ni siquiera nos conocemos bien –soltó tan naturalmente que la sangre de Hinata se heló y notó un pinchazo en su pecho.

El pokémon perrito se alejó un poco de aquella zona de tensión y se recostó debajo de la mesa. Los dos chicos estaban demasiado tensos y empezaban a levantar la voz cada vez más.

-Esto es algo que te afecta a ti también –La voz de Hinata sonaba calmada y suave, como un suspiro en el cuello. Había agachado la cabeza y lo único que Kageyama podía ver de él era su coronilla pelirroja.

Kageyama apretó los dientes y se acercó a él para extenderle la mano.

-No estoy muy seguro de que yo sea el indicado para acompañarte, pero de todos modos... Tienes razón. Lo haré. Iré contigo, así que, por favor. Deja de llorar... -dijo en un tono relajado y calmado, mientras cogía la mano de Hinata y la ponía boca arriba para poder abrir sus dedos y tomar de vuelta la extraña piedra que había cerrado su trato.

Había hecho todo lo posible por disimular sus sollozos, pero el miedo y la tensión que había estado acumulando habían llegado a su tope. Se frotó los ojos y se sorbió la nariz para volver a mirar a Kageyama a la cara con una sonrisa en el rostro.

-¿Es una promesa? ¿Me acompañarás pase lo que pase?

El moreno puso los ojos en blanco y chasqueó un poco los dientes antes de volver a mirarlo al rostro.

-Supongo que no me queda otra opción. Ya que te salvé la vida tendré que asegurarme de que sirvió para algo.

-Cuento contigo –le estiró la mano ofreciéndole un apretón para cerrar su nueva promesa.

El entrenador la miró y la estrechó mirándole a los ojos con una confiada sonrisa.

* * *

-¿Por dónde decía que era? Señor experto Caza tesoros –preguntó con sorna.

Hinata lo miró de reojo, rezando para que su paciencia durase hasta el momento en el que pudieran llegar a la siguiente ciudad. Salir de Pueblo Arena en dirección Ciudad Pirita no había sido tan buena idea como había pensado. De normal el viaje lo habrían hecho atravesando Ciudad Jubileo con dirección este hacia la mina y ciudad, pero debido a un derrumbamiento de la cueva que da acceso a la ciudad tuvieron que dar un pequeño rodeo.

-No es mi culpa que justamente hace unos días hubiera un derrumbe. En tal caso deberías estar agradecido de que no nos hubiera pillado a nosotros.

El pelirrojo se sentó en una roca que había en el camino para poder reconocer su posición exacta en la CQ, y así, poder callar de una vez la bocaza de su compañero.

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⏰ Last updated: Oct 16, 2016 ⏰

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