Capítulo 3

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Mi cuerpo se puso rígido sus labios eran suaves y salados –por las palomitas –, retuve el aire y espere con mis ojos abiertos como platos, sólo esperando a que alejara su boca de la mía. Era un simple toque de labios, pero eso fue suficiente para hacerme entender que me gustaba, y mucho, tuve que alejarlo al darme cuenta de mi pequeña realidad.

— ¿Qué pasa contigo?— dije confundida, fue imposible parecer molesta cuando lo disfrute tanto.

—Nada vi en tus ojos, lo deseabas. — dijo con una sonrisa en el rostro.

Miro hacía la pantalla con una sonrisa de: “soy un galán”, que me hizo enojar. James se sentó junto a mi, y me puse tensa, ¿habrá visto algo? Ojala que no, lo que pasa en una butaca del cine durante una película de Zombies Asesinos; con tu enemigo, se queda en una butaca de cine durante una película de Zombies Asesinos.

— ¿Qué pasa?— preguntó James al ver la expresión de mi rostro que debió ser bastante aterradora, como para que él dijera lo siguiente: — ¿Pasaron una escena demasiado sangrienta?

Tragué saliva para deshacer el nudo en mi garganta, pero sólo provoque hacer un extraño sonido que provoco la risa del idiota a mi lado. Podría jurar que mi cuello trono cuando gire la cabeza para mirar a Alexander, él tenía sus dedos sobre sus labios y miraba hacía la pantalla. Me sentía tan molesta y… frustrada.

La película termino con la protagonista siendo acorralada y probablemente asesinada, pero dejaron un claro indicio de que habría una segunda parte, ya que, ella era inmune al virus. En realidad, no vi la película estaba concentrada en el hecho de que Alexander, me besó. Eso no se supone que debió haber pasado, pero paso.

     Cuando llegamos al auto entre toda nerviosa e incomoda, por lo que había sucedido, tal vez él no lo sabía, pero ese había sido mi primer beso. Quiero decir, soy la niña de mamá estaba ocupada con el club de matemáticas, mirando a un chico guapo pasar enfrente y siendo demasiado tímida como para hablarle, nunca fui capaz de besar a un chico, nunca fui capaz de hablar con uno sin que mi voz sonara como una guitarra desafinada.

Suspire.

Fue más largo el camino de regreso a casa de James de lo que había sido el camino hacía el cine. Cuando aparcamos frente  a su casa baje para despedirme, él me beso la mejilla y yo le sonreí sonrojada.

Entramos al auto y antes de encenderlo dijo algo:

—Tiene novia no te hagas muchas ilusiones — dijo riendo mientras encendía el auto. Comenzó a avanzar. ¿Cómo podía hablarme con tanta normalidad después de lo que sucedió? Claro, quizá le estaba dando más importancia de la debida.

—No sé, de que me estas hablando. — me hice las desentendida.

—Claro que lo sabes. Así que no te pongas mal si no te besa. —rió de nuevo y yo agache la cabeza. — Ah, está bien lo siento. —dijo sintiéndose mal.

—No importa. — mentí.

—Solo vasta con ver la cara que tienes, para saber que algo te pasa. — sonrió.

— ¿Por qué no sólo cierras la maldita boca? — respondí molesta, bajando del auto ya que se había detenido en un semáforo.

Avanzo hasta estar junto a mí, conduciendo lento.

— ¿Por qué te molestas tanto? — preguntó confundido. Me detuve y él freno en seco.

—Porque hubiera sido mejor que él me besara a que tu lo hicieras. — voltee y luego seguí caminando, oí como apago el auto y bajo para seguirme.

— ¿De que hablas? No soy tan malo como crees. Podría apostar que te gusto que te besara y no intentes negarlo, lo sentí. — dijo en un tono de burla.

—No es por que seas malo besando, idiota. Es que, no quería que tu me besaras, y ¿qué sentiste? Porque yo te aseguro que no sentí, nada. — murmure lo último.

— ¿A no? — preguntó retándome.

—En lo más mínimo. —le di la espalda y sentí como me tomo por el brazo.

— ¿Y por que no me lo dijiste?

—Tu boca estaba sobre la mía, ¿cómo podría hablar en una situación así?

—Bueno, en ese caso, te daré otra oportunidad para hacerlo…—me beso de nuevo, pero esta vez más apisonadamente, algo que me hizo sentir un nudo en el estomago, y una cesación de cosquilleo. Algo increíble. Me alejo mientras yo lo miraba con mis ojos asombrados y llenos de excitación— ¿Lo ves? Si yo no te hubiera alejado, podríamos haber estado aquí toda la tarde…

     Giro sobre sus talones y yo solté un bufido, así que, el pequeño presumido se sentía todo un Don Juan, bueno; si era un Don Juan, tal vez, y él podría ser guapo, tener esos hermosos ojos y ser todo un rebelde, y yo podría ser fácil de impresionar pero era difícil de conquistar, y él estaba apunto de descubrirlo. Pequeño idiota.

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