Capítulo 4

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Podía sentir sus ojos quemándome, durante la cena no se preocupo por dejar de mirarme ni un segundo, mi madre seguía hablando y hablando, mientras Robert reía. No sé que clase de atmosfera trataban de formar, pero yo sólo sentía la pesadez de los ojos de Alexander sobre mi rostro sonrojado.

— ¿Qué tal les fue en el cine? — esa fue mi madre tratando de romper el repentino silencio.

Ella y su pregunta sólo hicieron que me sonrojara más, si eso era posible. Levante mis ojos para ver como Alexander sonreía hacía su plato, había satisfacción en esa sonrisa, como si estuviera disfrutando haberme metido en esta situación tan incomoda, claro que él lo estaba disfrutando, ¿por qué otra razón me habría besado y luego burlado de mí?

— ¿Elie? — hasta el momento no me había dado cuenta que apretaba el tenedor con fuerza, si no fuera porque mi madre trato de llamar mi atención.

—Nada, fue… aburrido. — quizá no fue la mejor respuesta que se me pudo ocurrir pero seguramente era la única que sonaría lo más normal posible.

— ¿En serio? ¿Qué me dices tú, Alex? — okay, alto. ¿Desde cuando mi madre llama a Alexander, Alex? Era obvio que ya se conocían, pero, ¿en serio había esa confianza? Segundo yo, él la odiaba y no la quería tener aquí, al igual que a mi.

—La verdad… a mi me pareció bastante entretenido— soltó una risa ronca.

—Fue un desastre…— interrumpí miedosa de que diera algún indicio de que nos besamos, probablemente él no iría tan lejos, pero por si acaso: — la película era tan mala… probablemente lo único bueno fue que pude conocer a James.

— ¿Quién es James? — de nuevo las preguntas de mi madre se dirigieron hacía mí. Robert me miraba divertido, quizá todos creían que esa era la razón por la que mi cara estaba toda roja. 

Mire por el rabillo de ojo a Alexander, no era como si yo intentara ponerlo celoso, sólo quería desviar la atención hacía otro punto.

—Es un amigo de Alexander, tal vez, las vacaciones no serán tan malas después de todo…— levante mis hombros y mire hacía mi plato para revolver el espagueti con mi tenedor.

— ¿Él es lindo? — preguntó mi madre inclinándose hacía adelante, como si fuera una chica de secundaria escuchando un buen chisme.

—Claro que lo es, y además es agradable. Me hace reír…— dije tomando en cuenta que lo que más me gusta de un chico es que sea divertido. Mi madre ya lo sabía.

—Te dije que tenía novia— cantó Alexander del otro lado de la mesa haciendo una entonación en sus palabras como si fuera el pedazo de una canción de opera, estaba mirando hacía el techo.

Le tire un pedazo de pan que estaba en una canasta. Él me miro como si esa fuera la reacción que esperaba, esbozo una sonrisa grande y sus ojos brillaron.

— Pero… mi Elie es preciosa, él no dudará un segundo en dejar a esa chica y venir por ella, ¿cierto, cariño? — por primera vez, estuve agradecida de que mi madre hubiera dicho esas palabras en voz alta, porque de haberlo dicho yo, sonaría demasiado presumida, viniendo de mi madre era como algo que debía ser verdad.

—Muy cierto, madre— le lancé una mirada a Alexander de: “Te gante ésta”. Pero, no estaba segura si ganaría el siguiente tiro.

—No lo sé…— dudo Alexander— Se podría decir que su novia es realmente especial.

El silencio se hizo de nuevo y nadie habló por el resto de la cena, yo realmente estaba empezando a tener ese sentimiento de querer entrar por la noche a la habitación de Alexander para ahogarlo con su almohada, quizá mi autoestima no sobreviviría el verano si él seguía haciendo comentarios como ese.

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