Capítulo 10

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Al día siguiente, Akira se encontraba sentada sobre la cama, mirando hacia la nada, ya era casi hora de irse, ella ya estaba lista, ahora estaba esperando a Shu, quien le había ordenado hacer aquello.

- Vamos.- dijo el rubio, Akira se levantó y caminó a su lado, en silencio, sin decir nada, con la mirada perdida.

Shu había notado el cambio en la pelirroja, pero la culpabilidad no era un sentimiento muy propio de él, la única vez que se sintió culpable fue cuando murió su amigo, Edgar.

En la limusina nadie hablaba, Laito miraba a Akira cada cierto tiempo, aunque se llevaba una mirada amenazante de parte de Shu. Nadie entendía lo que estaba pasando, puesto que estaban acostumbrados a ver que Laito intentara seducir a Akira, se dieron cuenta enseguida de que algo sucedía, además la mirada perdida de la pelirroja no hacía más que hacerlos sospechar.

Akira bajó de la limusina, no esperaba que Shu la acompañase hasta el salón, así que caminó sola, mirando hacia el frente. Sintió que la tomaban de la muñeca, hizo una mueca de dolor, pues tenía moretones en casi todo el cuerpo a causa de lo que había pasado la noche anterior.

- ¿Por qué te vas tan rápido? - le preguntó el rubio, Akira no lo miró.

- Voy a mi salón.- era una respuesta bastante obvia, pero ¿qué más le podría responder?

Shu no dijo nada, solo la soltó y caminó a su lado, hasta que llegaron al salón.

- Vendré a buscarte en el receso.- le dijo con voz neutral, ahora no había utilizado el tono que había utilizado el día anterior, el tono que había usado durante el intendente.

- Ok.- respondió la chica tímida, en otra ocasión habría estado feliz de aquello, de que Shu estuviese a su lado en todo momento, pero después de lo que había pasado, ella no sentía más que temor.

Caminó a paso lento hacia su asiento, dejó su bolso sobre la mesa, y se sentó. Y miró hacia la ventana, no tenía ganas de nada, de hecho, si ella hubiese podido, no habría ido al instituto.

El cuello de la pelirroja tenía varias marcas de colmillos, sus heridas aún le dolían, pero al menos podía cubrirlas con su cabello, las muñecas tenían marcas también, por la fuerza que había utilizado Shu el día anterior, por ello debía ser cuidadosa y no subirse las mangas, no quería que nadie se enterara de lo que había pasado, le daba vergüenza.

- ¿Akira? ¿Pasa algo? - escuchó la voz del azabache, lo miró, este parecía preocupado, ella negó con la cabeza.

- N-no me pasa nada.- respondió la pelirroja algo nerviosa, desvío la mirada de los ojos de Ruki, sabía que el se daría cuenta de que algo le estaba pasando, y no quería que el se enterara de nada de lo que había sucedido - ¿Por qué? - se arrepintió de haber hecho esa pregunta, era más que obvio porque, tenía que dejar de comportarse extraño frente a Ruki, puesto que se preocuparía más de la cuenta.

- Te he estado llamando por un buen rato y ni siquiera me miraste.- respondió el azabache - ¿Estás segura de que estás bien?

- No me pasa nada.- respondió fingiendo una sonrisa, era lo único que podía hacer en ese momento, no quería causarle más preocupaciones, no quería ser una carga para él.

- Estás algo... Distraída.- dijo el azabache analizando a la pelirroja con la mirada, ella seguía sin mirarlo a los ojos.

- Debe de ser idea tuya, yo estoy excelente.- mintió, no era la mejor actriz, por tanto el azabache no le creyó.

- Mírame a los ojos cuando te hablo.- dijo el azabache, en un tono amable, y a la vez serio, le molestaba que Akira no fuese capaz de contarle el problema que tenía, porque estaba seguro de que tenía un problema.

- Estoy bien, en serio.- dijo la pelirroja mirándolo a los ojos, la verdad es que tenía ganas de lanzarse a los brazos de Ruki y llorar, llorar como nunca lo ha hecho, pero simplemente no lo hizo. Al lado de Ruki se sentía a salvo, protegida, sabía que estando a su lado jamás le sucedería nada. Este sentimiento también lo había sentido con Shu, en el pasado, aunque el no le prestara atención ella sentía que si estaba a su lado siempre estaría bien, a salvo, quizá por el hecho de que estaba cegada por el amor que sentía por el Sakamaki.

Sonó el timbre que indicaba que las clases debían comenzar, Ruki no insistió en preguntar que era lo que le sucedía, aunque sí lo haría en el receso, no se detendría hasta saber que era lo que le acongojaba a la pelirroja.

Durante las clases, Akira no prestó atención, ni siquiera tuvo intenciones de hacerlo, lo único que quería era refugiarse en su sufrimiento, aunque le doliera. Miraba por la ventana, a nada en particular, miraba los árboles, el césped, las aves que volaban por el aire.

- ¿Vamos? - preguntó el azabache, ya había comenzado el receso, tenía intenciones de ir junto a Akira a sentarse bajo el árbol, como siempre, quizá allí entraría en confianza y le contaría lo que le sucedía.

- Y-yo...- Akira estaba nerviosa, no sabía como decirle a Ruki que Shu vendría por ella, que pasaría el receso con su esposo y no con Ruki, algo que jamás había pasado, puesto que en ningún momento el rubio había mostrado intenciones de estar con ella. Se supone que debería alegrarle, pero después de que él la había herido no sentía lo mismo - Prefiero quedarme aquí.- respondió nerviosa, dejando al azabache sorprendido.

- ¿Eh? - preguntó extrañado, antes de que pudiese decir algo se escuchó la voz de Shu, llamando a Akira.

- Akira, vamos.- dijo el rubio esperándola apoyado en el marco de la puerta, Akira se sobresaltó al oír su voz, tomó su bolso y caminó lentamente hacia él, no sin antes susurrar un "perdón" al azabache.

Y se fue, dejando a Ruki solo en el salón.
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Okis, aquí está el capítulo 10 :3 estuvo algo intenso xd espero que les haya gustado<3 


¿Es muy tarde para decir te amo?  (Shu Sakamaki)Where stories live. Discover now