Piezas.

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[En el pasillo del hospital]

—¿Estás contenta, imbécil? –vociferaba Ever justo al salir del cuarto de hospital en donde se encontraba Elizabeth.

—¿Qué te pasa? –trató de responder de la misma manera Karla, pero la presencia del chico hizo que se intimidara.

—A mí no me vengas con marranadas, todo es por tu puta culpa –volvió a arremeter tomándole del brazo.

—Suéltame, estúpido –trató de zafarse pero esto hizo enojar más a Ever, acercándola a él.

—Escúchame bien, cretina, si ella resulta con algún daño o si le pasa algo te voy a partir la cara.

Karla miraba con miedo y nervios al güero de ojos azules que la tenía ahora por la camisa, que estaba a punto de romperse.

Se encontraban en medio de un pasillo blanco, iluminado apenas con una luz tintineante mientras su compañera de aventuras se encontraba siendo examinada por un doctor después de lo sucedido.

Karla empezó a llorar, mientras era sacudida por Ever. Quien al final, al ver su reacción la arrojó contra el asiento de donde la había parado a la fuerza.

—¿Todo bien? –preguntó Joao cuando ingresó al corredor después de ir a comprar unas galletas. No había comido en todo el día.

—Sí, todo bien –dijo a regañadientes Ever, mientras se recargaba sobre la pared contraría a los asientos.

Joao miró a ambos, parecía que algo había sucedido pero ninguno de los dos hablaría.

El doctor salió y el trío se acercó a él.

—¿Algún familiar cercano? –preguntó el doctor.

—No, ninguno, pero yo soy su novio –dijo Ever sin dudar.

El doctor alzó la ceja y miró a los otros dos del grupo. Ambos asintieron. Lo importante era Elizabeth, no si eso era verdad o no.

—Bueno, ella estará bien. Tiene un cuadro típico de shock, pueden entrar a verla, pero hay que mantenerla tranquila –sacó un papel y se lo entregó al rubio—. Te doy la receta para que la surtan. Ahí vienen las indicaciones. Yo diría que estuviera aquí en reposo en el hospital, pero parece que eso no le agrada mucho –los tres voltearon a verla. Se notaba que Elizabeth se sentía incómoda. Estaba justamente en la habitación donde Ve había estado, y su padre antes, cosa que sí sabía la castaña.

—Nos la llevaremos –sentenció Ever—a mi casa –al decir esto volteó a ver a Karla. Ella solo bajó la cabeza.

—Sí, tomaremos las medidas indicadas, gracias doctor –dijo Joao inclinándose un poco en muestra de respeto.

—Está bien, tengan cuidado, chicos. Este tipo de reacciones son muy típicas de... jugar con drogas.

Ever alzó la ceja ante el comentario del doctor mientras él se perdía en la oscuridad de los pasillos del hospital. Y de nuevo ciñó su vista sobre Karla. Quien negaba lentamente con la cabeza.

—Espero que sea cierto eso del robo –puso su índice a la altura de la cara de la chica para hacer sentir más su amenaza.

—¿Cómo podría inventar algo así? –intervino Joao, tratando de calmar a Ever.

—De personas como ella se puede esperar todo –omitió a Joao y siguió presionando a la chica.

—¿Personas como yo?, ¿a qué te refieres?

Ever se quedó callado ante los reclamos de la chica de pelo castaño. Joao por su parte aprovechó el descuido de ambos para entrar a la habitación de Elizabeth para hablar con ella.

Zenit II: Promesas/decepciones.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon