Capitulo 2

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Había pasado una semana entera, parecía que aquella chica jamás volvería a ser vista. La castaña seguía viendo por la ventana a lado de su girasol, pero jamás pasaba, ella estaba todo el día todos los días, esperando a que pasara la ojiverde.
Era sábado, y ella sabia que no podía seguir esperando a esa chica toda su vida, así que decidió salir a dar una vuelta por ahí, sabiendo bien que debía volver a las 5:00. Tomó su bolso (en realidad era una mochila), salio de su casa y pensó que la mejor idea seria ir al parque a caminar. La verdad es que ella amaba caminar y estar  en lugares abiertos (según decía ella, le ayudaba a pensar mejor).

El camino se hacia mas corto mientras mas avanzaba y cuando menos se dio cuenta, ya estaba en el parque. Saco sus auriculares, se los puso y comenzó a reproducir música de su agrado; Ella tenía un árbol en el parque, el cual le gustaba mucho (a decir verdad era su favorito), porque era grande y producía buena sombra, en épocas de verano -como la de esa tarde- 
En su teléfono comenzó a leer una historia, de un botánico el cual se enamoraba de una orquídea y todos los días le cantaba, hasta que un día la orquídea murió.
Después de un par de capítulos, bloqueo su teléfono, lo coloco a un lado y se recargo sobre el árbol, todo iba bien, eso hasta que el sol se oculto en su totalidad, ella abrió los ojos y lo primero que vio fueron unos hermosos y perfectos orbes verde esmeralda, su corazón latía errático, los ojos la miraban fijamente, la chica estaba hablando y ni cuenta se había dado.

-Disculpa si te he interrumpido, pero hace una semana no te he visto y solo pasaba a saludar- dijo una sonriente pelinegra 

-Ho... hola- tartamudeaba mientras que su respiración se entrecortaba mas 

-Perdona, no quise interrumpirte, lo mejor sera que me vaya- había ¿tristeza?

-No, espera... es que empezaba a quedarme dormida, como sea, mejor quédate- sonrío 

No parecía que se conocieran de hace una semana, ellas reían como si de viejas amigas se tratase, el tiempo pasaba mas rápido de lo que parecía. LA castaña ya no estaba nerviosa, de hecho, comenzaba a hablar mas, hasta que notó que faltaban no mas de 10 minutos para las 5:00

-Bueno, ya es algo tarde y le prometí a mi madre que llegaría a las 5:00 a casa-

-Ha sido un día asombroso, te acompaño a tu casa, así seguimos hablando-

Caminaban juntas, la castaña guiaba a la pelinegra por las calles que eran mas tranquilas, según su criterio. cuando llegaron a la calle de su casa, la pelinegra dejo escapar un suspiro seguido de unas pocas palabras...

Camren: Sunflowers Of LoveOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz