Dos perritos 🐶

302 42 35
                                    

Dallon era el típico chico que intentaba ayudar a todos donde sea y cuando sea de la forma en la que sea, porque así fue educado y así morirá.

Aunque había algo que le comía el cerebro constantemente. Siempre cuando él no estaba por X motivo, siempre, golpeaban a su amado.

Brendon Urie

Era su nombre y siempre que intentaba llegar a tiempo para poder defenderlo, poder arreglar las cosas, los tipos lo dejaban tirado con mucho moretones y en algunos casos inconsciente. Dallon siempre era el que lo ayudaba a llegar a la enfermería de la forma que sea, desmayado, moreteado, sangrando o lo que sea. Total, horas después de que Brendon volviera a la normalidad, el ojiazul ya se había ido.

Por ende, Brendon jamás se acordaba de él ni de su rostro.

Pero prefería que Brendon no lo sepa, prefería adorarlo en silencio que a que el pelinegro sepa lo mucho que lo ama y se ría en su cara. Era patético

Por eso, aquél día después de notar su mirada decaída y sus ojitos tristes, supo que algo no andaba bien con él. Por lo general, solía ser muy feliz, muy alegre, simpático, divertido. Pero aquél día toda su persona se notaba decaída y Dallon odiaba no poder acercarse a él para saber lo que le pasaba, saber que lo tenía tan triste.

Pero temía amarlo demasiado al punto de que Brendon se de cuenta y luego no quiera acercarse a él. Y no quería eso, Brendon Urie era la persona más hermosa que Dallon conocía (Y él conocía a Patrick Stump) aunque aún no entendía que le atraía tanto de él, tantos años de adorarlo sin que lo sepa pero aún no encontraba la razón concreta.

Pero de todas formas le gustaba. Y mucho

[...]

Al llegar a casa unas cuantas patitas saltaron a su pantalón arañandolo y dándole empujoncitos

─Hola bebés ─Dijo el ojiazul agachandose junto a la puerta después de haberla cerrado. Sus cachorros se arrojaron sobre él tirandolo con mochila y todo al suelo. ─Hey, creo que están emocionados de verme ─Sonrió recibiendo múltiples ladridos descoordinados

─Ya lo creo ─Una voz lo hizo voltear a la cocina donde se encontraba su hermana sonriente ─Acabo de llegar pero ellos no me hicieron esa fiesta, creo que los consientes demasiado.

─¿Y como no? Si son mis bebés ─Habló con voz aguda acariciando a uno que otro

─Dallon, creo que deberías regalarlos. Se que los quieres mucho, pero son demasiados para ti solo

─No Debbie, ellos hacen de mi vida algo interesante. No puedo tirarlos como si fueran zapatillas viejas. Son muy pequeños para alejarse de su madre

─¿Qué? No eres su madre

─Si lo soy. Me aman. Además, cuando crezcan tendré un ejercito de perros

─Si sí Dallon, como sea. ─Le restó importancia al asunto. Un silencio entre ellos se formó, aunque se oían los ladridos de los cachorros. Debbie miró al ojiazul con tristeza ─¿Hablaste con Brendon?

─Sí, claro, todos los días ─Dijo con sarcasmo. Su hermana rodó los ojos

─¿Y qué esperas para hacerlo?

─¿A que las vacas lluevan?

─Pa ke quere ver llove vaca kuando puede llove mens

─No hables así

─It's raining mens. Alelluya it's raining mens.

─Basta, te estas llendo de tema

─Cierto. La cuestión es que quiero a Brendon como cuñado, es muy tierno... no como tú, saco de estiércol.

─¿Yo? No, tú eres estiércol.

─No, tú.

─No, tú

─No, tú.

─No, tú. Punto final!! JA! Te gane!

─El aprendiz se convirtió en maestro..

Ambos comenzaron a reír a carcajadas mientras uno de los cachorros mordía el cable de la televisión y otro orinaba la cocina. Los hermanos miraban ambos perritos

─¿Sabías lo de Brendon? ─Preguntó Debbie al acabar de reírse

─¿Lo golpearon de nuevo?

─No, más bien él golpeó a Biersack ─En la cara de Dallon pudo notarse lo extrañado que estaba ante eso

─¿En serio?

─Me dijo que ellos lo molestaron y no lo aguanto... pobre chico, en realidad me agrada.

─Debbie, deberías dejar de sentir lástima por todos

─¿Qué? No te hagas, se que pierdes horas de clase para ayudar a la enfermera hasta que Brendon despierta. ─Alzó una ceja ─Las enfermeras me agradecen todo el tiempo por tu ayuda ─Lo observó cruzandose de brazos y con una sonrisa.

─Si pero.. pero él... huh... ¿Puedo ir a mi habitación a pensar una excusa?

 ¿Puedo ir a mi habitación a pensar una excusa?

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

─Bueno

─Gracias...


Bueno.. ahí hay un poquito más de Brallon

Dedicado a: JessyRiveraWay

Puppies |Brallon|Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt