Cuatro Perritos 🐶

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De camino a su casa Dallon pudo observar al pelinegro que corría en la calle contraría a la que se encontraba.

Observó sus mejillas rosas y llenas de lágrimas.

Odiaba verlo llorar porque joder, era precioso. No debía llorar. Por nada en el mundo.

Asi que simplemente lo siguió con la mirada hasta verlo entrar en su casa unas calles más adelante.

Dallon conocía al padre de Brendon, no era nadie bueno, bebía, jugaba, apostaba, una que otra vez usaba drogas y siempre, Brendon terminaba en algo feo.

Aunque el pelinegro no lo conocía él sí. Porque tal vez no lo recuerde, pero crecieron juntos hasta que la madre del pelinegro falleció y Dallon le prometió algo a su madre. Promesa que jamás rompería.

[....]

─Dallon, ¿Puedes ir a la tienda? Nesesito que compre un par de cosas

─¿Por qué no vas tú? ¿Qué no vez que juego con Pan, Malu y Leia ?

─Que nombres horribles

─Igual que tu cara

─Igual que tus perros ─El ojiazul se hizo el ofendido llevándose una mano al pecho

─Ellas son preciosas

─Mentira, ni aunque les pongas tutus rosadas y las bañes

─Cállate, hieres sus sentimientos

─No es cierto.

─¿A sí? Chicas al ataque ─Ordenó, aunque su manada (no muy eficiente) se disparato para todos lados

─¿A sí? Chicas al ataque ─Ordenó, aunque su manada (no muy eficiente) se disparato para todos lados

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─Cinco intentos más..

─No. Ve a la tienda ─El ojiazul bufó

─Bieeeen ─Se levantó del pasto y caminó hacia su hermana para tomar la lista de compra, las llaves y finalmente salir.

En el camino iba con las manos en sus bolsillos mirando hacia todos lados cuando ve salir de la casa de Brendon a su padre, con el rostro completamente serio y el ceño fruncido. Ya sabía lo que había ocurrido.

No importa que pasara, Brendon siempre tenía la culpa de algo. Dallon lo sabía, conocía al señor Urie y no era buena persona ni siquiera alcoholisado.

Estaba claro que el pelinegro había salido tal cual a su madre. Bonita, con modales y simpática, él era igual.

Solo que hombre y más lindo a los ojos de Dallon

Al llegar a la tienda compró todas aquellas cosas que su hermana le había pedido (A pesar de ser cosas femeninas) y al llegar a casa se las entregó para luego echarla prácticamente de patadas a la calle.

─¿Donde están mis bebés? ─Gritó Dallon con voz de retrasado haciendo que todos sus cachorros corran hacia él y se abalancen contra su cuerpo, aunque obviamente no le movieron un pelo

Tal vez sean muchos, pero no tenían la suficiente fuerza

─Friddo, Milo, ¡Salgan de ahí!... ay es cierto, tienen nombres horribles ─Cayó en la cuenta

Pero alzó los hombros restandole importancia. No importa como se llamen, sino la compañía que recibía de todos ellos

Capítulo e historia dedicado para: JessyRiveraWay

Y para cualquier otro que ande rondando por ahí.

Gracias por leer

Puppies |Brallon|Where stories live. Discover now