8- Save me before i fall

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-¡Hoseok! -exclamé, viendo como el muchacho agarraba velocidad y de repente íbamos disparados como una flecha por la carretera. Me agarré firmemente del asiento y lo miré, algo desesperada-. ¡Es mucha velocidad!

El muchacho sonrió con ganas, pero no levantó el pie ni un centímetro del acelerador.

Madre mía, está loco. Está loco y nos vamos a matar.

-¡Bájale! -insistí.

-¡Creí que te gustaba meterte en problemas!

Me giré para verlo. El cabello le volaba sobre el rostro y sus ojos tenían un brillo peligroso que me revolvió las tripas.

-¡Yo nunca dije eso! ¡¡¡Hoseok!!!

Cuando el muchacho frenó de golpe en el semáforo y oí el lastimero chirriar de las ruedas sobre el asfalto me calmé. Inspiré hondo y le lancé una mirada furiosa.

-Dijiste "dar un paseo" -solté entre dientes-. Y esto es todo menos dar un paseo. ¿¡Acaso quieres tener un accidente!?

El muchacho comenzó a reírse, poniéndome aún más nerviosa.

-Tranquila: soy un excelente conductor.

-Vaya, sí; eso me pone increíblemente tranquila. ¿¡Tienes idea de a dónde vas siquiera!? 

-Pues... no. ¿Importa? No es que sea muy grande este lugar -se encogió de hombros y, cuando el semáforo cambió a verde, puso el motor en primera y comenzó a andar a una velocidad segura-. ¿No confías en mí?

-La verdad es que no tengo idea de si has bebido algo, o estás colocado, o...

-Y sin embargo, sin saber nada de eso, aceptaste subirte al coche del intendente conmigo. ¿Sabes que probablemente todo el mundo por aquí se sepa la patente?

Ni bien oír sus palabras, por instinto, me encogí en el asiento y estiré un poco el cuello para mirar por la ventana, a ver si alguien estaba viendo. Hoseok tenía razón, ¿es que no había pensado en eso? ¿Había pensado en alguna consecuencia, siquiera una, antes de subirme a ese Audi negro con el chico problema? Porque ahora entendía perfectamente por qué se autollamaba así: el peligro no lo asustaba. 

-¿Sabes qué? Ahora mismo se me antoja ese helado -dije-. ¿Podemos volver ya?

-Hay una heladería cerca de aqu...

-¡Ni de broma estacionarás el coche por ahí, a la vista de todos!

-Relájate, ángel.

Pestañeé, incrédula. No era la primera vez que me llamaba así, y por algún motivo me daba una mezcla de gusto y repelús. ¿Ángel? ¿Como el ángel guardián? ¿Como Miguel Ángel? ¿Como Cupido? ¿Por qué tenía que llamarme así?

-Tenemos que volver, mi tía debe estar preguntándose por mí -me senté recta y puse una mano al costado de mi cara, por si a alguien se le ocurría husmear por mi ventanilla.

-Oye, quería... -alargó la frase, tomándose su tiempo-... invitarte, este viernes por la noche, a La Cápsula. Es decir, la entrada es libre y no es que tenga que invitarte, pero me gustaría que vinieras -me miró y sonrió-. Y Jordan, claro. Habrá una competencia.

La Cápsula era aquel antro donde Hoseok, y otro par de chicos rudos, rapeaban para ganarse algo de dinero y respeto. También tocaban bandas con todos sus intrumentos, y otros componían mixtapes con sus sonidos de computadora. Solo había ido una vez y tenía que admitir que, francamente, me lo había pasado bomba.

-Claro, sí. Ahí estaremos -asentí con energía, rogando que diera la vuelta y tomara la carretera principal para volver de dónde veníamos. Sin embargo, no fue así-. ¿Qué...? ¿Qué haces? ¡Tenías que doblar la anterior cuadra!

You Are My Angel [Jung Hoseok]©Where stories live. Discover now