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James

- Pensaba que eras mi amiga.

- ¡Y claro que lo soy! ¿Qué tiene que ver ella en esto?

- No, no puedes ser mi amiga. Ni siquiera te reconozco. - giro sobre mis talones sin ganas de seguir escuchando a Lizza.

- ¡Oye, espera! ¡No me has contestado aún! - dejo que Lizza se desahogue gritándole al espacio vacío que he dejado al irme. Sabía que podía ser estúpida algunas veces pero, ¿llegar hasta este punto?, no podía ni imaginármelo. Y a saber que más cosas habría echo antes de que yo llegara a este instituto. Mi pulso cada vez es más calmado y mis respiraciones más llevaderas; llego a la puerta de la enfermería en cuento me he calmado por completo. El pomo de la puerta se gira antes de que pueda tocarlo con la punta de mis dedos.

-  De verdad, no creo que sea una buena idea. - dice una voz femenina antes de que aparezcan ante mi unos grandes ojos verdes. Doy un paso atrás aguantando la respiración y ella reprime un grito antes de tropezar con su propio pie. Coloco mi brazo en el marco de la puerta con un hábil movimiento, y ella consigue engancharse a él antes de caer al suelo. Su respiración es agitada y sus ojos no paran quietos intentando evitar mi mirada.

- ¿Estás bien? - y no me refiero solo a ahora mismo, si no al incidente con Lizza en el comedor. Por un momento me hierve la sangre al recordarlo. Por fin me mira, pero no dice nada. Simplemente me mira con ojos angustiados, como si esa pregunta la hubiera pillado tan de sorpresa que estaba a punto de salir corriendo. Y no le faltó tiempo, pues en cuanto aparté mi mano de la puerta, la pelinegra huyó como si no hubiera un mañana, haciendo caso omiso a mis llamamientos. Otra chica pelirroja sale de repente de la habitación y me tiende la mano cargando una mochila negra.

- No querrás perder a cenicienta, ¿no? - y deja caer la mochila en mis brazos. A continuación, me deja un pequeña tarjeta de color amarillo en el que puedo leer su nombre y su instagram junto con la frase "A través del micrófono". Frunzo el ceño elevando mi mirada, pero la chica ya se había ido y el peso de una mochila me despierta de pronto. Cargo con el montón de libros y corro en la misma dirección en la que se fue su propietaria.

Julia

Quiero desaparecer en este mismo momento. Nunca he tenido tantas ganas de que me trague la tierra. ¿Es esto un estúpido sueño?

- Joder. - murmuro contra mis manos. Es la primera vez que alguien me habla en este instituto sin algún insulto de por medio. Pero no dejaré que me confundan; si es alguna otra broma, le dejaré claro que estoy acostumbrada a cada una de ellas. Así que se llama James...

Dejo caer mis brazos y apoyo mi cabeza en la pared tras de mi. No tenía más alternativa que correr hasta el gimnasio, pues a esta hora no hay nadie más que el conserje preparando el sitio para la siguiente clase. Dejo que un largo suspiro salga por mi boca y me revuelvo el pelo ansiosa. No puedo quedarme aquí todo el día, pero necesitaba desaparecer cuanto antes. Lo que menos deseo es que otra persona me haga sentir debilidad. Estoy harta de ser el bufón de todo el mundo. No les deseo el mal, ni mucho menos, pero una buena patada en la cara tampoco estaría nada mal.

Ahogo otro suspiro antes de levantarme y salir de allí. Mis pies paran en seco al toparse con lo que parece ser mi mochila. Extrañada, la cojo y la cuelgo a mi espalda mientras camino distraída por los pasillos hacia mi próxima clase.

(...)

Llevo toda la mañana pensando en la locura de hipótesis que me han estado persiguiendo desde las ocho en punto. Sobra decir que he intentado a más no poder un nuevo encuentro con Lizza y James. Traté por todos los medios de despejar un poco mi mente, pero las infinitas miradas de asombro por parte de las personas que, al parecer estuvieron presenciando el espectáculo del comedor no hicieron más que intimidarme todo el rato. Estar alerta era algo inevitable. De vuelta al gimnasio, consigo prepararme para mi última clase a pesar de tener ganas de vomitar, como todos los días. Es imposible concentrarse en hacer algo que sabes que solo va a alimentar los ávidos ojos de mis compañeros. Sin estar mentalmente preparada, salgo para unirme a mis compañeros en una corta carrera que consta de unas diez vueltas, a modo de calentamiento. El comienzo fue silencioso, puede ser porque mis cascos me impedían escuchar cualquier sonido que no fuera el de mis pies al correr. Al pasar un par de minutos, ya se van apelotonando personas a mi alrededor, provocando un sentimiento de rigidez y malestar que sentía recorrer por todo mi cuerpo cada vez que esto sucedía.  Mis ojos se colocan fijos mirando al frente. Se perfectamente que en cuanto pueda estar a solas comenzaré a llorar como un bebé, pero en estos momentos no quiero darles el placer de derrumbarme ante sus pies. Inhalo mientras cuento las vueltas que me quedan para terminar la carrera, sintiendo sus miradas quemar mi nuca. Ellos hubieran acabado perfectamente antes que yo, pero prefieren ver lo patética que me hace ver la clase de educación física. Termino por fin el recorrido y disminuyo la velocidad para evitar parar de golpe y marearme de nuevo. Casi pienso que podría salir ilesa de esta clase cuando un pie se interpone en mi camino y sin poder remediarlo caigo al suelo sin comprender muy bien que es lo que acababa de pasar. Las risas me taponan los oídos y un pitido se establece en ellos haciendo que cierre los ojos con fuerza. Cuando los vuelvo a abrir, encuentro los ojos tristes de un chico clavados en mi, mientras avisa al profesor.

Esto es una completa mierda.

- ¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Está bien, señorita Yanes? - contesta este ayudándome a levantarme. Miro con ojos furiosos a James, pensando que responder. Lo último que quiero en este momento es aún más atención de la que ya me brindan mis queridos compañeros.

- Nada. - respondo sin dejar de mirar al chico de ojos mieles que delató lo sucedido. - Nada de nada.

El profesor asiente satisfecho y con el ruido de su silbato, nos ordena casi automáticamente que corramos por los balones de baloncesto. Mis ojos hacen contacto por última vez con la ahora confundida mirada de James, antes de girar mi rostro lo más exagerado posible. Quiero hacerle entender que lo que está intentando hacer no nos beneficiará a ninguno de los dos.

James

No lo entiendo. Sinceramente, no lo entiendo.

Sabe lo que esta pasando, que no debería de ocurrir. Lo sabe perfectamente peor aun así me dirige esa mirada llena de odio que me hiela la piel al instante. ¿Es que no va a hacer nada para parar todo esto? ¿Va a conformarse con quedarse callada mientras se burlan de ella a cada instante? No logro comprenderlo y el hecho de que se trate de algo tan injusto me cabrea tanto que necesito cerrar los ojos por unos instantes.

La clase se hace eterna y suelto un suspiro feliz cuando suena el timbre, dando por finalizadas las clases de hoy. Recojo mis cosas sin darme cuenta de que mis ojos barren el gimnasio entero, buscándola. Me cuelgo mi mochila a la espalda y rasco mi nuca, caminando a la salida. Y entonces la veo, espera paciente a que todos salgan primero para poder hacerlo ella. Sus brazos están cruzados sobre su pecho y esta mordiendo su labio inferior, nerviosa. Su pelo oscuro cubre parte de su cara, agachada mirando sus zapatos. Cuando todos se han ido, inicia su partida mientras yo me quedo ahí. Mirando el espació vacío que ha dejado al irse.

Espero poder verla de nuevo mañana.

Gracias por leer <3

Julia [Terminada] (CORRIGIENDO)Where stories live. Discover now