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Julia

Últimamente no puedo concentrarme en nada. La mayoría de las veces, siento como si desconectara del mundo real durante unos minutos y volviera a la vida sin saber ni en que año estoy. También me he vuelto muy torpe y despistada.

Sin embargo, no todos son cosas malas. Lizza no ha vuelto a dirigirme la palabra; solo han quedado sus horribles miradas hacia mí. Pero estoy completamente bien con eso. ¿La razón? James. El chico con el que no he vuelto a hablar desde aquel día en el gimnasio. El chico que me sigue a todas partes sin decir ni una sola palabra, como si no supiera que puedo darme cuenta de su presencia. El chico que permanece a mi lado en clase de literatura. También descubrí hace poco que es un chico bastante tímido, a pesar de tener una larga lista de amigos, además de admiradoras. El chico al que le gusta reír a carcajadas solo si de verdad se siente feliz. El chico que es tan transparente hasta el punto de poder saber en que está pesando a cada instante. Es el mismo chico que me lleva ayudando sutilmente desde el día en que nos conocimos, y el mismo con el que creo que puedo comenzar a confiar. No estoy del todo segura. No sé si estoy haciendo lo correcto. Para mi, esto es arriesgarme y tengo miedo. Joder, ¡estoy acojonada!

Deslizo mis dedos sobre la fina capa de sudor que se ha formado en mi frente a medida que me acerco a James, parado frente a las taquillas con sus ojos puestos en su móvil. Cuando levanta la cabeza, yo ya estoy a medio camino y sus ojos encuentran los míos, haciéndome dudar si debería salir corriendo ahora que puedo. Decido ser fuerte y aprieto los puños caminando a paso más ligero. James me mira. Luego busca alguien a su alrededor, como si pensara que mi mirada no va dirigida a sus ojos.

- HOLA - digo casi en un grito al llegar frente a él. James se encoge con gesto cohibido, sorprendido, al igual que yo, al escuchar mi voz en un tono tan elevado. Aprieto mis labios, nerviosa. Unos segundos de silencio se hacen presente y creo que me voy a hacer pis encima. Esto si que da miedo. El castaño parece dudar unos segundos antes de abrir la boca para soltar un "QUÉ HAY" justo de la misma manera en la que yo le he saludado. Mis ojos se abren con sorpresa y no se si reír o seguir hablando. Opto por la primera. Suelto una pequeña carcajada que hace que ambos nos relajemos un poco y el ambiente se vuelva más acogedor. Cuando alzo mi mirada de nuevo, está cruzado de brazos, mirando con una dulce sonrisa de lado. Un mechón de pelo rizado cae a un lado de su frente y mis mejillas arden de vergüenza. Pero no he llegado hasta aquí para nada.

- Bueno, realmente no sé como empezar esta conversación... No suelo comunicarme muy bien con la gente de aquí, aunque eso ya lo habrás podido comprobar. - Al grano, Julia. - A lo que iba, - comienzo, con un leve tartamudeo . - quería darte las gracias por...bueno, por todo. - digo al fin colocando un mechón de pelo tras mi oreja. Él sigue mirándome con ojos atentos sin dejar de sonreír, pero parece darse cuenta de algo, así que agarra mi mano y dice: "Vamos a otro sitio". Al girarme, me doy cuenta de la cantidad de gente que se había reunido en la entrada del pasillo, escuchando sin pudor nuestra conversación.

Tardo unos segundos en darme cuenta del agarre de su mano y creo poder desmayarme si no me suelta rápido. Cuando llegamos al patio trasero donde suelo ir en los recreos, James se gira para volver a mirarme. No parece percatarse de su propia mano hasta que ve la incomodidez en mi cara y la suelta con un leve rubor en sus mejillas.

- No me sentía a gusto hablando contigo mientras todos nos miraban. Lo siento por arrastrarte hasta aquí. - Mierda, había olvidado esa voz ronca que sale de su garganta cada vez que habla. A decir verdad, me descoloca un poco la mente cada vez que lo hace. - Creo que no nos hemos presentado correctamente. - dice antes de ofrecerme su mano.- Soy James, James Graham. - ya, como si no lo supiera. Mis ojos van de su mano a sus ojos y viceversa. Y así unas cuantas veces más hasta que pego un brinco y limpio mis manos en mis pantalones, temiendo estar sudando como un cerdo. Entonces, le estrecho la mano con un leve apretón.

Julia [Terminada] (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora