3. Atadura

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¿Vivo? —La voz de Niara rompe el silencio tenso y ensordecedor en el que se ha envuelto el pequeño ático en el que nos encontramos—, ¿a qué te refieres con vivo?

Una risa corta y carente de humor se escapa de mis labios en ese momento, sólo porque no puedo creer que todo esto esté pasando. Hace un poco más de una semana, mi única preocupación era la cercanía del fin de semestre; y ahora me encuentro aquí, hablando con las brujas más jóvenes del Aquelarre en el que vivo, acerca de una criatura que creía muerta.

Pasé los últimos cuatro años de mi vida tratando de convencerme a mí misma que Mikhail estaba muerto. De creer la teoría de Dinorah -esa que decía que el motivo por el cual sigo viva, es porque una parte de él vive en mí: la angelical-. De continuar con mi existencia en un mundo al que ya no le encuentro mucho sentido...


— ¿Bess? —Es Daialee quien habla ahora. Suena cautelosa y aterrorizada, y me saca de mis cavilaciones debido a eso—, ¿de qué estás hablando?, ¿qué fue lo que te dijeron exactamente?, ¿estás segura?

El énfasis que hace en la palabra, me hace dudar hasta de mi cordura, pero no dejo que la negación que trata de imponer mi cerebro venza ahora. qué fue lo que pasó. Estoy completamente segura de qué fue lo que vi y de qué fue lo que los espíritus dijeron; así que, sin detenerme a pensarlo por más tiempo, comienzo a relatar todo lo ocurrido hace unos instantes.

Trato de no omitir ninguna clase de detalle mientras lo hago. Menciono, incluso, el hecho de que uno de ellos fue capaz de traspasar la protección que representa el pentagrama en un ritual como el que hicimos, y me encargo de recalcar una y otra vez el hecho de que no querían marcharse. Ni siquiera cuando se los pedí haciendo uso del extraño poder que llevo dentro.


—Algo los estaba fortaleciendo —Daialee musita una vez que termino de hablar.

— ¿Crees que haya sido el tazón?, ¿crees que eso les haya dado la fuerza suficiente para quedarse a voluntad propia? —Niara habla. Pánico crudo y puro se filtra en su tono.

Daialee niega con la cabeza.

—Lo encuentro poco probable —dice, antes de posar su atención en su amiga—. Creo que estaban alimentándose de nosotras dos.

— ¿De nosotras? —Niara suena incrédula y escéptica.

Daialee se encoje de hombros.

—Ambas quedamos fuera de combate de un segundo a otro —dice—. Es muy probable que nos hayan utilizado como fuente de energía.

— ¿Eso es posible? —La chica afroamericana suena aterrorizada ahora.

—Creo que si —Daialee dice y un destello de preocupación tiñe su voz—. Lo leí hace mucho en uno de los Grimorios de la abuela.

— ¿Por qué no utilizaron a Bess también, entonces?, ¿qué no se supone que ella es más fuerte que nosotras?, podría haberles provisto más energía que nosotras dos juntas.

Los ojos de ambas brujas se clavan en mí mientras hablan y noto cómo, poco a poco, la admiración y el miedo tiñen la mirada de Daialee.

—No debes olvidar que Bess es más poderosa que nosotras —dice, antes de hacer una pequeña pausa y añadir—: Es imposible que un puñado de espíritus sea capaz de tomar la energía desbordante que poseé un Sello Apocalíptico con poderes celestiales —aparta su mirada de mí y la posa en Niara—. Dos simples brujas parecen blancos más fáciles de dominar.

STIGMATA © ¡A la venta en Amazon!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora