Date Prisa y Vete

Si todo fuera tan fácil

Se levantó de la cama, tomó su bóxer, su pantalón y su playera colocándoselos para finalmente dirigirse a la cocina tan rápido como el dolor en su espalda baja se lo permitió.

Estaba exhausto, no sólo por el esfuerzo físico sino que su mente y su corazón también lo estaban. Tan frágil como siempre y al borde del colapso.

Encendió la cafetera y se dispuso a esperar. Cada segundo que transcurría era una agonía, en cualquier momento las lágrimas que había estado reprimiendo saldrían, pero no podía permitírselo.

Un hombre rubio y alto, correctamente vestido se asomó por el lumbral de la puerta y se dedicó a observar a la persona que se encontraba parada unos pasos al frente, su cabeza era un caos, no sabía que hacer exactamente.

-El café estará listo pronto, soló espera un poco más- Pronunció aquel azabache con aparente neutralidad en su voz.

-Está bien, no es como si quisiera irme pronto- respondió sincero .

Un inevitable silencio incómodo se hizo presente la cocina de aquel departamento.

-Izaya...

-No digas nada... no importa cuanto intentes convencerme, no lo lograrás- sus palabras fueron cortantes como el filo de su navaja.

-Podríamos irnos, olvidar todo y empezar de cero, solo.... necesito que vengas conmigo- suplicó. 

-El café está listo, ¿lo quieres con azúcar o lo prefieres simple?

-Como sea.

El azabache tomó dos tazas del estante y sirvió el café, sus manos temblaban levemente y trataba de disimularlo lo mejor posible.

Se sentaron en el comedor juntos y se dispusieron a beber la taza humeante que se posaba entre sus dedos.

Todo había terminado, las decisiones fueron tomadas y los sentimientos abandonados.

-El otro día estaba de paso por una agencia de viajes ¿Qué tal si visitamos Osaka entonces podríamos- el hombre fue interrumpido por una expresión molesta y una mirada asesina de parte del contrario.

-Me niego.

-Izaya, escapemos- aquellas palabras serias en realidad eran una súplica. 

-No, ahora que terminaste tu café, lárgate de mi departamento.

-¿Eso es todo? La presión que estaba ejerciendo sobre la taza la terminó por romper quedando sólo fragmentos- ¡¿En verdad no tienes nada más que decir?!

- TÚ FUISTE EL ÚNICO QUE ACEPTÓ TODA ESTA PORQUERÍA, AHORA VE AHÍ Y CUMPLE COMO HOMBRE, ¿O ES QUE ACASO UNA BESTIA COMO TÚ NO TIENE ORGULLO SUFICIENTE SIQUIERA? ¡¿EH?!- toda la tensión y estrés acumulado terminó desbordándose.

-¡NO ERA MI INTENCIÓN QUE TODO TERMINARA ASÍ! YO,NO QUERÍA QUE TODO SE FUERA AL CARAJO.

-Pues es una lástima -sus manos viajaron a través de sus cabellos en un acto desesperado por ocultar su nerviosismo- A veces no todo sale como lo planeas- su voz se escuchó rota a causa de los gritos- Sólo vete... el novio no debería llegar tarde a su propia boda.

El ambiente tenso culminó con el sonido de cosas rompiendo y un portazo en la puerta principal.

No dijo nada

Caminó rumbo a su habitación, a paso lento y prácticamente, arrastrando los pies. Llegó, cerró la puerta, entonces lo inevitable sucedió, sus piernas fallaron, se recargó de espalda a la puerta y comenzó a deslizarse lentamente.

Terminó sentado en el suelo, juntó sus piernas y las pegó a su pecho, escondió su rostro abrazando sus rodillas. Y entonces recordó como había comenzado todo este lío.

Aquellos días "normales" habían terminado, las peleas se hicieron menos frecuentes y todo porque el rubio había comenzado a salir con una chica. Como era de esperarse, el informante la investigó, era una modelo y conductora de programas de televisión, trabajó junto a Kasuka, básicamente fue el menor de los Heiwajima quien los había presentado.

La chica quedó maravillada, fue "amor a primera vista", no se despegaba ni un momento del rubio, quien, en ningún momento se negó a su compañía. Las cosas iban de "maravilla" según todos, pero no era así.

Al caer la noche era Shizuo quien llegaba a su departamento, cualquier excusa era válida, las primeras veces se había negado a experimentar cosas más allá de besos y caricias, desafortunadamente  cuando menos se lo esperaba, ya había caído en un círculo vicioso.

Él llegaba, tenían una pequeña charla y luego terminaban haciéndolo toda la noche para que al día siguiente, se fuera a primera hora sin esperar a que el azabache despertara, salía a trabajar y aparentar que su relación era perfecta.

Una lágrima terminó por traicionarlo, abandonó su lagrimal, deslizándose por su mejilla para ser seguida por otra, que a su vez, fue seguida por muchas más.

El problema no era el matrimonio.

¿Escapar con él? Lo habría hecho sin dudar, mandar todo por la borda y huir con el amor de su vida a un lugar donde nadie los conociera, donde nadie los juzgara y mucho menos corrieran peligro, Izaya verdaderamente lo amaba... pero no todo es tan sencillo como parece.

El problema era que la chica estaba embarazada y daba por hecho de que Shizuo no lo sabía.

Lo descubrió mientras buscaba desesperadamente una prueba para terminar de una buena vez con esa farsa, para adueñarse del rubio. Se encontraba en un hospital revisando su historial clínico, "tres semanas de embarazo" aquella frase fue el tiro de gracia hacia su persona. 

Entonces decidió que no se interpondría, no importa que tan cruel y despiadado podría llegar a ser, jamás le arrebataría el amor de un padre a un humano que nada tenía que ver con sus problemas. Decidió dejarlo ir.

Siguió llorando durante horas, en las cuales trató de convencerse de que era lo mejor, tendría a una linda esposa que además de ser hermosa, le tendría la cena lista para cuando el llegase, tendría la familia que siempre soñó. Él nunca podría darle algo como eso.

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-Heiwjima Shizuo, ¿aceptas a esta mujer como tu legítima esposa?

El nombrado volteó a verla, era tan bella con ese vestido blanco adornando su cuerpo, la contempló seguro de que con ella podría tener un verdadero principio, un lugar al cual regresar.

 -Sí, acepto.

-Entonces los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.

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Muchas Gracias por haber leído, me hacen muy feliz el que lean mis obras. La verdad esto vino a mi mente y no pude resistirme a escribirlo.

Pido disculpas si hay algún error ortográfico o de redacción.

Si me dejaras tu hermoso voto
⭐⭐⭐ lo apreciaría en verdad. 

Nos vemos pronto.