Algo que decirte.

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"Le hablé de ti a la Luna cada noche sin falta, le conté lo maravilloso que eras, de lo inmenso que era mi amor y, cuando le dije que todo había sido un engaño, compartió el dolor llorando junto a mi."

-

La noche cubría la ciudad con su oscuro manto arropando a propios y extraños, guardando secretos y gritando verdades. Siendo el refugio ideal para los amantes, la cómplice de las personas que cometen fechorías, la noche llegó convirtiéndose también en la encargada de torturar a cierto hombre de pelo azabache.

En la cama de su actual departamento se encontraba recostado Orihara Izaya, no lloraba, no gritaba, no hacía mucho en realidad. Solamente pensaba.

¿En qué? En todo y en nada.

Su mente siempre había sido un completo misterio, incluso para él mismo. Pensaba en cómo sacarle provecho a la información que había obtenido sobre desvíos de fondos comunitarios que hacía cierto político por ejemplo. Pensaba en el nuevo grupo selecto de personas a las cuales manipular de ahora en adelante. Luego, cuando se aburría, extendía sus brazos y piernas sobre su cama, pareciéndose a una estrella marina, respirando lentamente cerraba sus ojos y tarareaba una canción de la cual se acordaba vagamente.

Pero, cuando giró su cuerpo y pudo apreciar el espacio vacío al lado suyo, su mente lo traicionó habiéndole recordar el beso que tuvo con Shizuo hace un par de semanas. No había vuelto a pisar Ikebukuro ni sus alrededores siquiera desde entonces.

Sin embargo, la tibia sensación en sus labios cada vez que pensaba en lo acontecido delataba lo afectado que estaba.

-Un beso eh~

Colocó un antebrazo sobre su boca, refregando un poco.

-Jajaja... no, en realidad no fue nada- continuó con la acción- no significa absolutamente nada ¿No es así?- refregó con fuerza hasta dejar sus labios entumecidos y rojos.

-No vale la pena Izaya, recuérdalo- se decía a sí mismo- Nunca le importaste, se largó con esa... Maldita humana- ahora su antebrazo se encontraba cubriendo sus ojos, mordió sus labios, apenas sentía la presión que sus dientes ejercían sobre estos.

-Su hija es preciosa, sería una completa lástima que se corrompiera por este mundo... tan pura como es- sonrió- siento un poco de lástima por ella, teniendo a un par de imbéciles como padres.

De nuevo su mente divagaba entre el todo y la nada.

-¿Será ella el problema? No... Los humanos no piden nacer- bajó su antebrazo contemplando el blanco techo- Su vida de casado es una porquería ¿Porqué no hace nada al respecto?- se cuestionó- Si se hubiera quedado sólo conmigo nada de esto estaría pasando...

Detuvo sus palabras al caer en cuenta de lo que decía.

-Pero el "hubiera" no existe- cerró con fuerza sus ojos- Además, es tan estúpido que es incapaz de quejarse siquiera.

-Irnos juntos... no habría cambiado las cosas, él seguiría siendo un cobarde... Sí, seguiría negándome ¿no?

Se levantó para ir a la cocina para tomar agua, caminando cerca de un espejo que se encontraba en una de las paredes y se detuvo ahí.

-Con que los años no pasan en vano... Jajaja de cualquier modo sigo viéndome espectacular, como el ser superior que soy.

Pasó una mano por su cabello un tanto largo, rozando su nuca, le daba un toque más juvenil, como todo buen japonés, su apariencia se mantenía como si de un joven de 21 se tratara ¿Cuánto tiempo podría continuar así?

Date Prisa y VeteTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang