Capítulo 5: Se mío.

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Después de aquellas palabras y sus votos, la boda continuo con un gran festín en el palacio de Lucifer entre demonios de altos rangos e incluso los demonios de rangos más bajos estuvieron presentes.
Para el ex conde Phantomhive había sido el día más cansado de toda su demoníaca vida, o eso creía. Su ahora esposo le había explicado que se debía a que estaba en espera y quisiera creerlo o no, lo sentía, sentía a su hijo crecer en su interior y se preguntaba cuando sería el día en el que podría conocerlo...

La noche llego a ellos sin mayores percances en aquel día tan glorioso para uno de los Príncipes del infierno. Lo que quería decir para el ex conde sólo una cosa... La Luna de miel... Algo que le hacía, literalmente, temblar de miedo, es decir, podría en su mente estar lo que le había trasmitido Sebastian al perder la memoria pero sus recuerdos en si no volvían aún.
Claro, ya estaba casado y todo... pero, porque lo había hecho? Algo dentro de su ser le decía que debía hacerlo, que era eso lo que deseaba hace tanto tiempo ya y no lograba entender porque...

Entre sus tan confusos pensamientos, una mano en su espalda le hizo salir de una forma un tanto brusca de estos mismos. Al voltear, esperaba encontrarse con aquellos ojos rojos que le seducian sin permiso pero lo que encontró fue unos ojos entre violetas y azules. ¿Quién era aquel tipo?

-Majestad ¿Me concederia esta pieza? -su voz le causo al menor una especie de deja vu, pues a la vista era agradable pero su voz hacia que el pequeño cuerpo de Ciel se estremeciera de una forma para nada agradable-

Asintió a su petición no demasiado convencido, en el fondo sonaba una balada que sabía había escuchado en algún lado, mientras se dejaba guiar por aquel demonio, buscaba a su alrededor con la mirada a su esposo, para pedirle, aunque fuese con la mirada, que le ayudará en aquella situación.
Cuando por fin pudo ver que este estaba hablando con otros demonios mayores, trato de llamar su atención pero al parecer estaba un poco concentrado en lo que decía.

En unos momentos más, terminó aquella canción y pudo por fin librarse de aquel demonio que no le daba para nada una buena impresión, y tenía la intención de ir donde el mayor pues se sentía acosado con tantas miradas que le lanzaban pero su acción fue interrumpida. El golpe de la puerta al ser abierta con una brusquedad muy pronunciada hizo que todos los allí presentes voltearan a ver el origen de aquel ruido, incluido el mismo Lucifer, y eso, ya es bastante.

Una chica alta, de complexión delgada, bien dotada y de piel blanca, casi llegando al transparente, estaba situada en la entrada del gran salón, sus bellas facciones estaban torcidas en una mueca de enojo, o al menos eso parecía. Ciel la observó desde donde se encontraba en esos momentos, es decir, a medio camino. Cuando la chica clavo sus ojos en su persona, camino haciendo resonar sus altos tacones de aguja en el piso de madera. Llevaba un vestido color crema, con una cola un tanto larga que le llegaba a ella casi al final de los zapatos y sin mangas. La parte delantera de la falda del vestido era más alta que sus rodillas y no dejaba mucho a la imaginación. Zorra. Fue lo que cruzó la mente del ex conde en esos momentos antes de tenerla en frente de si.
Lo que pasó después no se lo espero ni en broma, la chica le había pegado, una cachetada que lo había mandado al piso y en ese momento agradecía que el de ojos rojos fuera un demonio pues había evitado su golpe contra el suelo, que era probable que le costase la vida de su hijo. Aunque, debía agradecerle, algo en su mente se destapó en ese instante. No todo pero un pequeño torrente de imágenes cruzó su mente. Hechos de su vida humana hasta cuando se convirtió en lo que actualmente era, un demonio. Volteó a ver a la insolente que se había atrevido a tocarlo con su asquerosa mano. Está le devolvía la mirada que le había clavado con odio.

-Principe Ayperos! -grito con su aguda y desagradable voz- Aquel ser inferior no es digno de compartir su vida para siempre! -grito otra vez-

Sintió como su esposo lo alzaba de su posición y lo colocaba de pie detrás de él, protegiendolo con su cuerpo.

Sabía que algo como esto podría haber pasado pero no tan pronto, muchos demonios que se creían dignos de estar a su lado estaban presentes en su boda y habían  mantenido la compostura, pero sabía que alguno iba a causar un escándalo. Aquella demonio que sabía que faltaba, ahí estaba. Sin embargo, la furia recorrió su ser, al ver el labio de su pequeño consorte sangrar por aquel golpe que le habían dado.

-¿Cómo osas tocar un sólo cabello de mi consorte? -preguntó con voz de ultratumba mientras su aura demoníaca crecía rápida y amenazante-

-Príncipe! Aquel demonio de bajo rango no es merecedor de usted! Lo ha engañado! -seguía exclamando aquella demonio acercándose desesperadamente al ojicarmin-

-¿En que basas tu argumento? -aquel fue Lucifer-

-¿De que otra manera el Príncipe podría elegirlo? Majestad, ese bebé no es el heredero del Príncipe! -y eso causó un gran furor en el gran salón. ¿Qué es lo que esa criatura decía?-

-Mientes! -todos hubieran esperado que Ciel fuera quien hubiese proferido ese grito, pero no lo hizo, fue Sebastian quien lo hizo- Piensas que no conozco a quien he elegido como consorte? -preguntó tomando el mentón de la chica con una expresión de ultratumba, mientras su figura estaba a punto de cambiar-

Sintió el temblor de aquel ser y sonrió de forma ladina, aunque aquella sonrisa no llego a su mirada pues le veía con enojo.

-Majestad, yo puedo hacerle feliz... Yo puedo darle todo lo que usted se merece -habló con voz un tanto temblorosa intentando persuadirle, rodeando su cuello con ambos brazos-

Claro que, aquel agarre en el cuello del ojicarmin no le duró mucho puesto que, salió volando hasta estrellarse contra la pared más cercana y no, no fue por el poder de Sebastian, el pelinegro volteó buscando la fuente de aquel poder. Abrió los ojos con sorpresa al ver al menor con sus ojos rojos y su pupila en raya, no lo había visto así desde hace mucho tiempo...

-Ciel -lo llamó pues parecía en trance, acercándose con cuidado, notaba su mirada fija en aquella demonio y como cada poco aquel poder crecía- Bocchan, es suficiente -le susurró al oído logrando que reaccionara-

-Qué...? -estaba desorientado ¿Qué había pasado?- Sebastian... -le llamo mirandole, sólo recordaba el golpe y su cabeza dolía levemente-

-Aquello es la muestra suficiente -interrumpió Lucifer al ver que su hijo estaba ocupado con su consorte- el poder que el bebé le ha entregado a su progenitor es una prueba suficiente -prosiguió- Aquel niño es hijo del Príncipe Ayperos, y tu, conocerás el exilio -decreto como punto final-

*-*-*SebaCiel*-*-*

La habitación que habían destinado para ellos era realmente amplia o al menos así lo veía Ciel pues no era muy alto que digamos. Sebastian estaba detrás suyo y lo guiaba a la cama para sentarlo encima de las sábanas de seda negra que cubrían el colchón. Y durante unos instantes sus miradas se conectaron. Ciel recordaba algunas cosas, su memoria aun no había regresado y eso le fastidiaba pero no le impedía intentar.

-Bocchan -la voz ronca de su ex mayordomo acarició sus oídos causándole un estremecimiento-

-Mmm? -fue la corta respuesta que le dio-

-Ciel -volvió a llamarle y volvió a emitir un quedo "Mmm" como respuesta- Se mío... -fue lo último que Ciel escucho antes de que los labios ajenos atraparan los suyos en un beso suave-

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Hai! Minna-san!
Lamento haber tardado tanto u.u
No tenía imaginación y no sabía como seguir uwu pero ya está aquí! El cap 5! 😱😱😱 ya son 5 capítulos! Waaa creo que voy a morir :'v okno
No dejen de seguirme porque el próximo cap habrá lemmon! 7w7
Sayonara! 💋

Te recuerdo (SebastianXCiel)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang