VII

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Tuve una noche plácida. No había dormido así en meses. Un hombre musculoso con cicatrices en la cara golpeó a mi puerta y después entró.

- Vístete, joven recluta. Hoy será tu prueba.

No me había esperado eso. Creí que "será pronto" tomaría lugar en semanas como mínimo.

- ¿No me darán explicación alguna?

- El líder ya lo hará, tú sólo sígueme apenas estés listo.

Me puse unos pantalones negros, una camiseta de tela azul, y unas botas bastante cómodas. Cuándo me encontraba ya listo, fui escoltado por el guardia hacia la salida del campamento. Empecé a preocuparme por el hecho de no saber a dónde nos dirigíamos. No me atreví a preguntar por qué la respuesta sería del tipo "Se paciente" o "ya llegaremos". Abrimos la escotilla y sentí el olor de la naturaleza. Cuándo ambos estuvimos afuera, tomamos una calle escondida a la derecha. Había bastante basura en el suelo y la mayoría de paredes se encontraban grafiteadas con símbolos muy peculiares. Uno de ellos me llamó la atención: era un conjunto de manos rojas formando un círculo, en el medio escrito "esperanza" y debajo de este círculo "sigue la voz de la verdad". Me detuve frente a ese grafiti un instante por lo que el hombre de la resistencia se dio la vuelta y dijo: "vamos baboso, el líder espera". En ese instante me espabilé y proseguí mi marcha.

Luego de caminar por unos veinte minutos llegamos a una especie de cabaña pintada de negro. Apenas se la lograba distinguir, y visto el camino que habíamos tomado, era casi imposible que una pandilla la encuentre. Logré distinguir al líder "B" saliendo de dicha cabaña. Atrás de él se hallaba Raquel. El corazón me dio un brinco. No esperaba verla ahí mucho menos saliendo detrás del líder. Al verme me sonrió y con un movimiento de cabeza me hizo entender que todo estaba bien. Pude en ese instante relajarme un poco. El guardia me dijo que me acerque hacia el líder y que mi prueba comenzaría. Hice caso omiso.

- Nicolás, me agrada verte aquí

- A mí me preocupa la situación...nadie me explica nada...

- Tranquilo, ya todo cobrará sentido dentro de poco.

- Eso espero.

- Vamos Nicolás ingresa por aquí.

Entré a la cabaña oscura. La puerta era muy pequeña y estrecha. Me di cuenta al estar adentro que no había nada. Ninguna decoración o habitación. Nada. El interior estaba pintado de negro, lo que conllevaba a una oscuridad bastante incómoda. De repente sonó la voz del líder por un altavoz.

- Bienvenido a tu prueba Nicolás. Aquí determinaremos a que clan de la resistencia perteneces. Detrás de ti hay 3 objetos: un pedazo de piedra, un vaso repleto de agua y una antorcha prendida.

Aunque pareciese increíble al voltearme estaban los 3 objetos ahí. La antorcha yacía colgada de la pared, el vaso estaba posado encima de una mesa de vidrio al igual que la piedra.

- Ahora elige uno de los objetos. El que más te atraiga.

Titubé por un instante. La piedra me llamaba la atención por el hecho de que no una piedra muy común. Era azul cerúleo y a la luz de la antorcha resplandecía. Sin embargo no sabía si esta decisión era una de muchas. Así que escogí la antorcha. La empuñadura tenía un diseño elegante: todo estaba tallado y si mirabas con atención parecía una historia dibujada. Cuándo tomé la antorcha el altavoz sonó de nuevo.

- Interesante decisión Nicolás...creo que tu prueba ha terminado ya puedes salir.

¿Tan rápido? Semejante drama para elegir un objeto.

Al salir de la cabaña vi a Raquel junto al hombre que me llevo a ese lugar. No me había fijado en ella detenidamente al llegar. No sabría explicarlo pero sentía que cada día que pasaba su belleza aumentaba. El nuevo estilo de ropa que usaba le quedaba espectacular. El pelo ondulado que caía sobre sus hombros le daba un toque de sensualidad único. Su mirada cautivadora me volvía totalmente loco. En pocas palabras sentía algo por ella que no lograba explicar. Súbitamente sentí el calor de su cuerpo enrollándome y con un susurro al oído me dijo: "y, ¿qué elegiste? "Al responderle la antorcha, toda esa pasión desapareció de estampía. Se alejó de mí un par de pasos y mirándome directamente a los ojos me explico que no estaríamos juntos en el campamento. Ella había elegido la piedra.

- Que no hayamos elegido los mismos objetos no significa que nos separemos para siempre, ¿o sí?

- No claro que no. Pero tengo miedo de no verte tanto como quisiera.

- Si fuera por eso, ni un año entero me bastarían.

Raquel sonrió, pero su mirada denotaba cierta pena. ¿Y si en serio no nos veríamos casi nunca?

- Vamos quita esa cara de perro abandonado y volvamos al campamento.

Ella me tomó del brazo y volvimos al campamento, miedosos por quedar separados el uno del otro.

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Resistencia BWhere stories live. Discover now