Mis manos están sudando. Me maldigo a mí misma: soy una porrista rubia, ¿no se supone que las porristas no sudan? Una vez, hace algunos meses, un chico me dijo que las chicas bonitas no cagan, sino que hacen fotosíntesis. ¿Cómo pase de eso a tener las manos sudorosas? Supongo que solo no soy quien los demás esperaban de mí.
Sigo caminando, mi corazón a mil por hora y mis piernas temblorosas no facilitan nada. Lo veo a lo lejos: sentado sobre el césped, su amiga Lucie (quien, claramente, está loca por él) echada a su costado, tímidamente apoyada en él. Un par de amigos suyos lo rodean: uno con lentes gruesos, cuadrados, de color verde limón; el otro con un suéter de Doctor Who y una camisa a cuadros que sobresale por debajo. Me acerco un poco más y los escucho. Hablan sobre algún tema que nunca entenderé y se ríen como jamás he osado hacerlo en mi vida.
Me vuelvo demasiado consciente de mí misma por un momento: uniformada como porrista, cargando este disfraz que me ha condicionado a mostrarme indiferente y petulante. Esto es tan estúpido que me enfurece: ¿por qué un deporte me obligaría a ser alguien que no soy? ¿Quién estableció que todas las porristas tenemos que ser unas putas sin corazón? ¡Esto es una mierda, es todo lo que es! Es una mierda ser vista con odio todos los días mientras camino por el colegio, es una mierda parecer tan intimidante e inalcanzable, hasta el punto que nadie se atreve a conocerme de verdad: me siento tan sola y eso es una mierda. Es una mierda que todos asuman que mi vida es perfecta o que disfruto hacer daño a los demás; porque, claro, eso es lo que hacen las porristas. Ser un estereotipo es una mierda.
Solo en este momento, observando un estilo de vida que jamás conoceré, soy consciente de lo lejana que estoy de los demás. Cierro los ojos, respiro y doy media vuelta.
–Oh miren –escucho a lo lejos y temo lo peor–, una Barbie perdida.
–Está sola, debe haberse perdido. Pobrecita, ahora que no está con su séquito de zorras no sabe qué hacer...
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No muy querido geek
Short Story-¿Te describo a Lia Ricci y a sus zorras en una palabra? "Insoportables" -se quejó una de las frikis-. Es decir, ¿quiénes se creen que son? Juran que el mundo es suyo y que pueden tratarnos como les de la gana. -Son odiosas -coincidió un chico co...
