De Civil War a Infinity War

Llamadas y Mensajes

Mientras caminaba a pasos rápidos de vuelta a su habitación, Steve pensaba en todo aquello que le habían dicho Natasha y Bucky. Era cierto, no lo iba a negar nuevamente, pero era solo por el aprecio y preocupación que había desarrollado hacia el genio. Él no sentía nada más por Tony, y su mejor manera de demostrar que ya había alguien más, era aquella rubia agente, Sharon Carter.

Entró rápidamente a su cuarto y se dirigió a la mesita de noche donde había dejado el celular. Con la mano temblorosa y el pulso acelerado, buscó entre sus contactos el nombre de la chica. Sin detenerse a pensar o darse un segundo para analizar algo le marcó.

Al segundo timbrazo ella contestó.

―¿Aló?

―Hola, Sharon. ―Saludó Steve con algo de nerviosismo.

―¿Steve?

―¿Cómo estás? Yo... Discúlpame por no haberte llamado antes.

―No te preocupes, estuve oculta hasta que Fury me localizó. Me ha tenido bastante ocupada.

Steve cerró los ojos ante el comentario, recordando que la ayuda que ella le brindó la ponía en la mira de Ross.

―Lo siento. ―Susurró, notando lo seguido que empezaba a utilizar esa palabra.

La chica rio.

―No importa. Lo sumé a la lista, ¿recuerdas?

El rubio no pudo evitar sonreír.

―¿Aún llevas la cuenta?

―Descartando las que te debía, sí, y voy a cobrártelas.

Un breve silencio se instaló en la línea con Rogers pensando en cómo decirle lo que tenía en mente.

―¿Cómo estas, Steve? Imagino que ha sido difícil para ti.

''Aún lo es'', quiso decirle.

―Estoy bien, aunque no tengo mucho qué hacer ahora.

―¿No puedes estar sin hacer nada? ―Se burló ella.

―Realmente no.

―Fury dijo que pronto ustedes volverían a Los Vengadores.

―T'Challa nos mencionó algo parecido, pero aún no lo sé.

―Según la información que manejamos, el director Stark debe arreglar unas cosas con el gobierno, dar una conferencia de prensa y entonces volverían a las misiones. ―Agregó la chica, algo tensa.

El soldado se sobresaltó al oír sobre él.

―¿Sigues órdenes de Tony? ―Soltó sin darse cuenta.

―Hago lo que Fury me ordene, aunque al final Stark tiene la última palabra.

El rubio podía notar el resentimiento en la voz de Sharon, y aquello lo desconcertaba. ¿Qué le había hecho Tony? Sin embargo, no tenía suficiente valor para preguntarle.

―¿Y a qué debo tu llamada, Capitán? ―Preguntó la rubia bajando el tono de su voz.

Con el nerviosismo inundándole de nuevo, cerró sus ojos, trayendo consigo el recuerdo de cuando eran vecinos. Sonrió ante ello.

―¿Aún debo guardar mi distancia?

Una femenina risa inundó de nuevo la línea.

―Te dije que no fuera demasiada.

―¿Esta vez aceptarías tomarte un café conmigo?

―Me gustaría mucho.

―¿Y si luego quisiera llevarte a otro lado? ―Se arriesgó en aventurar.