Fiebre

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El viento se llevó en tanzaku con el deseo de Karamatsu-san, perdiéndose en el cielo nocturno. Karamatsu-san vio cómo se perdía de vista, para luego ver a Kara-chan, sonrojado, mirándolo directamente a los ojos. No sabía descifrar la expresión que tenía, pero supo que no era nada bueno al escucharlo decirle "Lo siento, yo no..."

Antes de que el yakuza pudiera decirle algo, Kara-chan salió corriendo de ahí, asustado de lo que había pasado, dejando a Karamatsu-san solo, con un montón de palabras en la boca. Kara-chan volvió al festival, y cuando sus hermanos lo vieron, a pesar de llamarlo para que estuviera con ellos, él no les hizo caso y se fue de vuelta a la casa.

Todos vieron la forma en que se fue de forma extraña, y aunque trataron de restarle importancia como siempre, no podían evitar preocuparse nada más. Osomatsu volteó a ver de nuevo la colina, y sin decir nada a los otros cuatro fue hacia allá. Al llegar a lo alto, vio al yakuza sentado, con una expresión deprimida.

—Los fuegos artificiales fueron hermosos, ¿no? —le dijo Osomatsu, en afán de levantarle el ánimo, sonriendo y llevando el dedo bajo su nariz. Karamatsu-san no lo volteó a ver, por lo que el primer hijo se sentó a su lado— Está bien si quieres decirme lo que pasó. Me preocupó mucho verlo irse de esa forma, ni siquiera nos dijo nada.

— ¿Ustedes preocuparse por él? No me hagas reír. He visto cómo lo ignoran, hasta parecen gozar haciéndolo sufrir —Karamatsu-san se puso de inmediato a la defensiva en ese momento, sin evitar que Osomatsu se sentara a su lado.

—Puede que esa sea la impresión que siempre demos... Él no te ha contado sobre su accidente, ¿verdad?

—No a detalle.

—Claro que no, estuvo tres meses en coma. Es natural que jamás recordara nada al respecto. Una vez cuando éramos niños, había un terreno baldío donde se empezaba a llevar a cabo una construcción. Y a nosotros nos gustaba mucho ir ahí a jugar entre los tubos de cemento y las tablas. Cierto día, Karamatsu cayó de cabeza dentro de uno de los tubos. Al principio lo tomamos a broma, porque él solía ser muy bromista y alegre. Pero cuando tardó en salir de ahí nos preocupamos, y nos asustamos cuando vimos que del rededor del tubo empezaba a salir un pequeño charco de sangre. Fui por papá y mamá mientras los demás trataban de sacarlo de ahí. Fue... fue un día muy extraño. Al saber lo que pasó, hasta Iyami nos ayudó, a pesar que nos detesta. Lo llevó en su auto al hospital y estuvo internado por tres meses, sin despertar. Nos asustó demasiado la idea de que Karamatsu muriera, en especial a Ichimatsu. Él no se despegó de la cama de hospital durante semanas, hasta que mamá lo obligó a dejarlo e ir de nuevo a la escuela. No le importó perder tantas clases con tal de cuidar a Karamatsu.

Teníamos demasiado miedo de perderlo, y... llegamos a una tonta conclusión. Teníamos miedo porque lo amábamos demasiado, y tal vez, si empezábamos a odiarlo e ignorarlo, tal vez si algo le pasaba no nos dolería tanto. Es una razón muy tonta, y es posible que no me creas, pero al menos yo, cada vez que él quiere compartir algo, una experiencia, un comentario, me duele tanto el tener que hacerlo a un lado con tal de no disfrutar su compañía, y recordar el dolor que sentí cuando creí que iba a morir —una lágrima se escapó de su ojo izquierdo, el que daba al lado donde estaba Karamatsu-san, pero la secó y volteó a verlo.

—No te preocupes, creo entender tu dolor, tener miedo a perder a alguien que quieres tanto, sé cómo se siente —Karamatsu-san le creyó cada palabra que dijo, y fue cuando se tomó el momento para sincerarse—. No sé qué tan normal sea esto, pero... me enamoré de tu hermano, y me confesé. Pero al parecer él no comparte mi sentimiento.

—Entonces fue eso, le asustó tu confesión. Tal vez no debiste hablar tan pronto, será mejor que te laves la boca con jabón —le dijo a modo de broma, apoyando la mano en su hombro.

—Ya no me quedaba tiempo, si todo sale bien, mañana ya no estaré aquí, y esperaba al menos un "yo también te amo", no que huyera de esa forma —Karamatsu-san le respondió de nuevo en ese tono triste.

—Tal vez sólo se impresionó. Estoy seguro que en este momento está en el tejado, tocando guitarra, pensando en lo que le acabas de decir. Mejor vuelve a casa, y ve a encontrarlo.

Hablar con Osomatsu le ayudó a componerse del rechazo. Asintió y tras agradecerle, fue en busca de Kara-chan. Osomatsu sólo lo vio partir, con una sonrisa algo preocupada, pues sabía que su hermano correspondía a los sentimientos del yakuza. Algo se lo decía, pero al parecer Kara-chan aún no se daba cuenta.

—Bien, espero que éste no sea el dolor del que ese viejo brujo te habló —dijo Osomatsu para sí, esperando buenos augurios en el festival para Karamatsu-san.

Al llegar a la casa, sin embargo, no vio a Kara-chan en el techo. Cuando entró, lo encontró ya dormido en el futón del cuarto. Se acercó a verlo, tentado terriblemente a entrar con él y abrazarlo. Pero al final sólo se le acercó a darle un beso en la frente, y retirarse a su espacio personal en la sala, tender su futón y también dormir.

Los otros cinco sextillizos llegaron un par de horas después, todos hablando de la repentina huida de Kara-chan. Todos excepto Osomatsu parecían consternados ante su actitud, y más al verlo ahí, acostado y dormido en el futón. Ignoraron por ese momento el asunto, prefiriendo irse a dormir pues en verdad estaban cansados.

No fue hasta las tres de la mañana, cuando Ichimatsu despertó, sudando, de otra de esas terribles pesadillas. Ésta vez despertó gritando y llorando como loco, para voltear a ver a Kara-chan y tratar de asegurarse de que estaba bien. Todo parecía normal, hasta que Ichi notó un tono rojizo invadiendo la cara del segundo hermano.

—Kusomatsu, ¿estás...? —acercó la mano para tocar su cuerpo, cuando apenas quedando un centímetro cerca de él, sintió un fuerte calor emanar de su cuerpo. Al voltearlo, lo encontró con la mirada perdida, y el rostro rojo. Estaba sufriendo una fiebre muy fuerte. Todos se asustaron terriblemente, y mientras Choromatsu iba por agua para darle de beber, Jyushimatsu despertaba a sus padres, Osomatsu lo sostenía, Ichimatsu trataba de colocarle compresas de agua fría en la fiebre, y Todomatsu lloraba asustado.

—No nos puede pasar de nuevo, no otra vez —dijo el menor, llorando tras de Osomatsu—. Tengo miedo, de que esta repentina fiebre lo mate.

Todos voltearon a ver a Todomatsu, y luego a Kara-chan. La fiebre no parecía ceder. El agua que tomaba la vomitaba, y por más frías que estuvieran las compresas no había un mínimo cambio en su temperatura. Al ver que era imposible bajar la fiebre, los menores empezaron a llorar asustados.

—No lloren, chicos. Kara-chan va a estar bien —Osomatsu trataba, sin éxito, de calmar a los otros cuatro. Karamatsu-san, al escuchar todo el alboroto, fue a verlos. Los padres de los sextillizos llamaban una ambulancia para ver si los paramédicos lo podrían curar. Y los sextillizos se deshacían en llanto en la habitación. Al ver a Kara-chan hirviendo en fiebre, sin que nadie pudiera hacer nada, lo único que pudo sentir en ese momento fue miedo. El peor miedo que jamás haya sentido en su vida.

[BL] Reflejo Desconocido [COMPLETA]Where stories live. Discover now