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Sábado, clima exageradamente frío, unos resplandecientes copos de nieve adornaban la buena vista de JungKook. Nuevamente con una taza de té, su libro favorito en el regazo, en el suelo envuelto en una mata, la chimenea a su lado y la terrible sensación de ser observado.

"Tenía la ropa llena de rasgaduras y heridas y le faltaban trozos en la cara como si hubieran sido arrancados a mordiscos".

Leer leyendas urbanas con la elegante armonía de ese destartalado piano, le da una atmósfera de sucesiones adictivas. Se preguntaba quien era el dueño de esas manos tan perfectas ¿Cómo es posible tocar con tanta pasión?, la delicadeza y entendimiento de cada acordé, hacía que su corazón explotará en mil sensaciones.

— el piso está frío, — JungKook saltó de la impresión y frunció el entrecejo al reparar en que la canción no había terminado y aún así ya no se interpretaba — ¿Por qué te espantas?.

— no es nada .

Horas después en la cena, JungKook ojeaba los libros que su padre le trajo de sus visitas a las ciudades más cercanas, mientras hablaban de las cosas insignificantes que pasaban en su tradicional existencia.

— ¿le llevaste flores?.

— sin falta. — el castaño dejó de lado su plato vacío, para poner los codos sobre la mesa — ayer vi a un chico, vestía de negro ¿Lo conoces?.

— aquí somos de provincia, no he visto alguien que no conozcas hijo.

— tal vez es un chico de ciudad.

— seguramente tiene familia en un pueblo cercano... ¿Porque tanta curiosidad?.

— sólo es eso, curiosidad.

Jungkook deslizaba la puerta de su habitación con suma suspicacia, no quería ser descubierto por su padre y que se pusiera a refunfuñar por escapar a altas horas de la noche .

Caminaba con las manos extendidas y sus palmas hacia arriba, recibiendo la pequeña masa blanca que se derretida por el calor corporal. Le fascinaba figurarse sobre animales que hibernaban y reflexionar debido a las condiciones que tienen que soportar para sobrevivir. Él, que es sólo un simple humano con un poco de piel encima, ya tenía los cachetes rojos por el basto clima que daña su perfecta apariencia. Definitivamente fue un error salir sin siquiera una camisa extra.

Deambuló por las primeras lápidas. Está vez tomó otro camino, justo en donde encontró al chico misterioso, de algún modo tenía la vaga esperanza de encontrarlo justo donde lo dejó, como un maniquí, justo en su misma posición. Los talones juntos y los brazos a los lados, con su mirada igual de penetrante.

Jungkook cerró los ojos por unos exactos diez segundos, al abrirlos, una sombra exacta en su campo de visión. No es como si el chico apareciera por obra y gracia del castaño, pero eso es lo que hacía JungKook. Una imaginación desbordante que puede proyectar lo que su razonamiento adolescente le permitía, cuando era pequeño sospechaba de que dragones habitaban en las colinas, sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos ya no estaban. Comprendió que nadie más ve lo que él podía y nadie entendería como él alcanzaba tales proezas.

R.I.P (Jikook) Where stories live. Discover now