El chico café.

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Abro los ojos, hay un chico de no mas de 26 años sobre mi, parlotea algo que no logro entender, sin embargo logro distinguir las palabras "siento" y "bien", volteo hacia la izquierda y veo que los insectos gigantes son verdaderamente sandias, grandes sandias verdes, algunas intactas y otras completamente destruidas por el impacto, a mi derecha se encuentra el algo café, que con cuatro patas un gran cuerpo forman un caballo, regresando al chico, que con una gran preocupación en sus ojos café claro, sigue diciendo cosas que no escucho, hasta que me ayuda a levantarme recupero la audición. ¿Cuanto tiempo he estado desmayado? ¿Por que hay sandias en el piso? ¿Por que este chico esta tan preocupado? ¿Que acaba de pasar? Son algunas de las preguntas que me hago dentro de mi mientras el joven me sigue preguntando si estoy bien. Me toco la sien con un horrible dolor de cabeza sin saber muy bien que esta sucediendo, pasan algunos segundos cuando recuerdo algo, algo importante, soy el príncipe de este pueblo, hay mucha gente, hay guardias. Sin pensarlo dos veces, le digo al chico que se calle y comienzo a recoger las sandias y ponerlas en el grupo que no cayó, este se encuentra en una carreta de madera que es la que esta unida a el caballo, el chico de los ojos cafés rápidamente reúne las mas que puede entre sus brazos, y las junta con las otras, monto el caballo, me cubro el rostro y le indico a el chico que suba.

-¿A donde vamos?- le digo con un tono inexpresivo pero amable.

-Si..si..sigue hacia delante- me responde con un leve titubeo, al parecer igual que yo hace unos minutos, no sabe que pasa.

Continuamos unos minutos cabalgando hasta que llegamos a un callejón en el que supongo que vive, es un lugar muy obscuro a comparación del mercado y las calles transitadas por caballos y carretas, también se nota un leve aire de soledad y frialdad, el entra y me invita a pasar, es una casa pequeña y humilde, justo como me gustaría.

Al entrar puedo percibir olor a humedad y es extraño para mi que no se justifique con una disculpa tonta como, "¡Ay! ,Lo siento mucho, ese olor, la lluvia, no puedo creerlo que desagradable". No, solo entramos y ya. Justo después de la puerta hay una mesa para cuatro personas pero con solo dos silla, detrás de ella hay una repisa donde se encuentran platos y vasos, al lado de esta hay una habitación que parece ser la cocina, alcanzo a distinguir una pequeña chimenea, al lado de la mesa hay un sillón café y una mesita de centro con unas cartas sobre ella y al fondo de la habitación se encuentran dos puertas, en las que supongo que esta una letrina y un cuarto donde duerme. Me ofrece asiento y un pedazo de hielo para la parte trasera de mi cabeza.

-Lo siento tanto, no fue mi intención, soy nuevo en el pueblo (eso explica que no me haya reconocido y que tampoco hizo una reverencia cuando me levante) y mi caballo esta acostumbrado a ser libre y no a caminar por pequeñas calles de un pueblo, ¿Hay alguna forma de que pueda reparar el daño?

-No hay de que preocuparse, es decir, sigo vivo y no tengo ningún dolor permanente, así que todo esta bien- cuando termino de decir esto me percato como su preocupación tan notoria comienza a desaparecer de inmediato.

-Te lo agradezco mucho, déjame hacerte una deliciosa comida como compensación- dice en un increíble tono amable y suave, como si estuviese hablando con un amigo de toda la vida.

-No es necesario, de hecho ya es un poco tarde y tengo que irme.

-Pero por favor, anda, sera rápido.

Decido que si, al fin y al cabo que mejor para conocer a mi pueblo que una comida con un nuevo pueblerino. Después de varios minutos pone sobre la mesa dos platos, una jarra y dos vasos, pone en el centro una olla con algo liquido en ella y me indica que es hora de comer.

-Esto huele delicioso- lo digo en serio, huele muy bien.

-Gracias, es una sopa de hongos con leche de vaca.

Beautiful treason.Where stories live. Discover now