En mis sueños.

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Llegué corriendo al castillo con el único objetivo de llegar a mi cama y dormir, o bueno, intentarlo.
De hecho no sé qué hacer en estos momentos, me siento tan confundido.
Llegando a la puerta trasera me encuentro a Henry no muy ocupado.
-¿En donde has estado, chico?
-Fui a dar un paseo al bosque- dije cortante, ni siquiera deseo que el sepa del pequeño joven café.
-Pues tu padre no piensa eso, creo que deberías hablar con el.
¿Hablar con el? Eso no es cosa que se haga con los padres ¿O si? ¿Tengo que darle explicaciones de por qué salí al pueblo?
Mi primer movimiento es ir con Senda, ella sabrá qué hacer.
Voy a su habitación en vano, pues no hay nadie, creo que tendré que afrontar a mi padre solo, mientras tanto voy a mi habitación para tratar de olvidar todo, pero la soledad solo hace que cada detalle de el rostro de Roland regrese a mi mente, sus ojos cafés, su nariz, sus mejillas y sobre todo su increíble sonrisa.
Cada segundo con el pasa lentamente sin advertencia de su sonrisa.

"Amigo"

Esa palabra regresa y me ataca con un sentimiento de confusión inmediata que cada vez va creciendo más.

La puerta de mi habitación es tocada tres veces, en una armonía que solo mi querida Senda sabe hacer ¿Que debo hacer? ¿Debo decirle? Si, después de todo es Senda, nada podría salir mal.

Pero si podía.

Abro la puerta buscando el pequeño rostro con arrugas y una sonrisa inmensa incluyendo tal vez una bandeja con comida pero lo único que encuentro es el collar dorado de mi padre colgando de su cuello. Tiene una la cara inexpresiva (como siempre) pero esta vez tiene una pizca de curiosidad en las cejas.
-¿Si?- digo grosero y cortante.
-¿Puedo entrar?
Abro completamente la puerta de madera para dar aprobación.
-Quiero que sepas algo, no soy como tú crees. Me preocupas y te quiero ver feliz, sin embargo no puedo dejarte libre completamente, eres importante para mí, pero eres más importante para el reino, no debo permitir que nada te pase -Hubo un silencio poco prolongado pero no entendí que quería que yo le dijera - Lo que hiciste te puso en peligro ¿Que hubiera pasado si el caballo que te arrolló...- A partir de aquí dejé de escuchar todo lo que salía de su boca ¿Como es posible que sepa eso? ¿Sabrá lo de Roland? ¿Hasta donde se quedó su espionaje? No lo sé, pero tengo que descubrirlo.
-Pero no me hizo daño, estoy bien.
- Y tuviste suerte, no cualquiera sale tan poco herido de un golpe como ese, si yo hubiese estado ahí hubiera desterrado al chico de inmediato- Sabe que es chico, pero eso pasa a segundo plano en el momento que me doy cuenta que el es capaz de cualquier cosa, hasta de matarlo, ese pensamiento logra destrozarme de inmediato- Hijo, eres el próximo rey, no eres cualquier persona, necesitas de mayores cuidados, no puedes salir al pueblo con toda la libertad ¿Ahora entiendes por qué me preocupa que salgas?
-No, no entiendo por qué debo de gobernar un pueblo que ni siquiera conozco, no se de su gente, no se sus costumbres, no sé sus problemas, no se como gobernarlos y para todo esto ¿Por que tu prisa para que sea rey? No eres muy viejo aún te quedan varios años de vida para continuar reinando. Y sobre todo si quieres protegerme ¿Por que me mandas a la guerra? ¿No es suficiente peligro acaso?
-Eso es algo que no te debe de causar mayor problema, eres el príncipe que va a ser rey y es todo lo que debes saber.
Con esto termino la conversación, pues me sentí muy indignado para contestar.
-Estamos en guerra hijo, no es cuestión de que yo quiera, piensa eso.
Cerró la puerta y se fue.

Solo me tire en mi cama y después de un rato de reflexionar, el cansancio me venció y caí entre el sueño y la realidad, hasta el punto en que las velas de mi habitación hacían un conjunto de sombras que se asimilaban al cuerpo de Roland, acercándose hacia mi, aveces solo se mueven en círculos y otras veces se quedan estáticas, pero en todas veía la silueta del chico café.

Cerré los ojos y el estaba ahí.

Mi rincón del bosque se veía claro, en la roca estaba Roland, mirando hacia la nada como yo suelo hacer, me miró y me sonrió, se paró de inmediato y corrió a abrazarme, esta vez si pude distinguir sus fuertes brazos que en algún momento se impulsaron para arriba y yo brinque, sus brazos terminaron en mis piernas y yo estaba mirándolo desde arriba, todo era perfecto, hasta que una sensación extraña recorrió mi cuerpo, hormigueo por todas partes y latidos veloces golpeaban mi pecho. De pronto todo se torno obscuro, Roland desapareció ante mis ojos, sus mejillas se convirtieron en una espada y un escudo, mi rincón estaba completamente seco y negro, volteo y hay un ejercito gigante detrás de mi, cascos grises y apagados, armas llenas de sangre, guerreros muertos a sus pies. Solo se mantienen parados ahí, viéndome. No se que hacer, el frió recorre mi cuerpo como si estuviera desnudo en pleno invierno, trato de moverme pero me es imposible. Ellos comienzan a acercarse muy lentamente y sin poder hacer otra cosa, grito, grito de una forma en la que jamas me había visto, ellos corren hacia mi, me golpean y todo se apaga.

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⏰ Última actualización: Aug 30, 2019 ⏰

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