V. UNA NUEVA VÍCTIMA DEL ENGAÑO

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Louis, al igual que Liam, estaba deseando que llegara el fin de semana, aunque por un motivo diferente. El más alto soñaba por las noches con aquella cita. Por fin, iba a tener a su amado entre los brazos.

En cuanto a Louis, estaba un paso más cerca de volver con Harry. Las cosas estaban saliendo muy bien. No las había planeado paso a paso, pero era la intención que portaba: provocar a su amigo en el caso de que fuera cierta su condición homosexual. Harry no se equivocó, nunca lo hacía. Para él estaba claro y Louis se aprovechaba de su consejo. La verdad es que tampoco fingía con Liam. Era cierto que lo veía de otra manera. Se había revestido de una sexualidad que antes nunca fue capaz de ver en él.

Sería encantador que Louis llevase las riendas, sería algo nuevo para él. De otra cosa que estaba orgulloso, era de su actuación ante Liam. Asumió su papel de hombre herido con facilidad; la verdad, era que la herida era demasiado reciente y se desahogó en aquel momento. Pero cuando fingió molestarse y todo aquello, estaba actuando, y, en su opinión, merecía un Oscar.

Cuando Liam le abrió la puerta quedó bastante claro para Louis que era el turno de su amigo para intentar seducirlo. Vestía unos pantalones ajustados que marcaban la longitud de su miembro, la camiseta azul pegada a su cuerpo dejaba ver su hermosa silueta, tan bien estilizada. Liam nunca llevaba prendas tan pegadas. Verlo así impresionó a Louis más de lo que suponía. El gran bulto creciente de Liam atrajo su mirada y se lamió los labios, excitado.

―Vamos, pasa -le dijo, cogiéndolo de la mano.

―¿Seguro que tu hermano no vendrá?

―Seguro. Nada más irse mis padres, metió algo de ropa en un bolso y se largó. Creo que dijo algo de un piso alquilado o algo así. Apuesto lo que quieras a que estará de fiesta todo el fin de semana.

―Entonces, tenemos la casa para nosotros solos -se rió Louis.

―¿Has tenido algún problema con tus padres?

―No, qué va. Nunca ponen pegas cuando vengo a tu casa. Llamarán por teléfono para ver cómo estamos, eso es todo.

―Todo el fin de semana para nosotros -le dio un suave codazo Liam.

―Sí, eso mismo.

―¿Qué te apetece hacer? -le preguntó Liam, abrazándolo por la cintura y pegándose a él. Louis aún no había soltado el pequeño bolso que llevaba en bandolera y que contenía un par de mudas.

―Bueno, no sé. Tú eres el experto en esto.

―Es que así, en frío... ¿Qué tal si vemos la Tv un rato?

―Bueno. ¿Tienes alguna película interesante? No quisiera tragarme el tostón de todas las tardes.

―Buscaré en el cuarto de mi hermano, a lo mejor tiene una de esas de miedo.

―¡Estupendo! -se rió Louis.

Los dos subieron las escaleras, cogidos de la mano. Louis dejó su bolso en la habitación de Liam mientras que éste rebuscaba en el cuarto de su hermano, entre las diferentes películas que tenía allí.

―¡Eh, Louis! ¡Mira lo que he encontrado! -lo llamó Liam desde la otra habitación.

―¿Qué es? -preguntó el castaño acudiendo.

Historia de dos lesbianas. Hospital sexual. El internado. Fiesta depravada... Hay un buen puñado -dijo Liam sosteniendo un lote de películas de vídeo.

―¿Películas triple equis?

―Ajá. Mi hermanito está bien surtido.

―¿No tiene una gay por ahí?

El arte de manipular Where stories live. Discover now