Capitulo 27: Desde lejos

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Eider

Era increíble ver la capacidad de aguante que tenía el corazón o por lo menos el mío, dolor tras dolor lo iba soportando con una fuerza increíble.

Después de ayudar a mary con sus amigas y lo que necesitaba para salir de casa por un tiempo, decidió, así de espontanea como era ella que no deseaba ir con nosotros en el mismo transporte, que ya que era inducida a salir de su casa quería hacerlo por sus propios medios.

Hermosa, increíble y terca. Simplemente ella.

Me dolió pensar que no quería estar cerca de mí, odiaba la situación que había logrado con mis decisiones, cosa que esperaba remediar durante mi estadía en casa.

Casa.

Mi casa, mi hogar.

Esa donde por tanto tiempo fui feliz, todo lo que conocí como un lugar donde estar hasta Maribel. En ella pase grandes momentos junto a mi familia, todo eso antes de que todo se fuera abajo.

Trataba por todos los medios de evitar venir a casa, desde la muerte de mis padres solo me había acercado a casa lo suficiente como para mantener todo en orden y perfecto como a mi madre le gustaba, ella siempre fue una experta con el manejo de la casa, solo esperaba que estuviera conforme con mis intentos.

A pesar de todo, sonreía como tonto cada vez, que desde nuestro auto, veía hacia el que conducía Ekaterina con mary a su lado, desde la distancia que nos separaba veía como disfrutaban de su viaje, mientras bailaban y cantaban.

- Sabía que cuando te enamoraras serias muy empalagoso –la voz burlona de Thomas rompió nuestro silencio, me gire a mirarlo y el no apartaba la mirada de la carretera mientras conducía –siempre has sido un sentimental.

- Por favor –reí ante su tontería, aunque no tenía un gramo de mentira –tú eras peor que yo, aun recuerdo cuando escribías cartas de amor en cuarto año a una de sexto.

- Eran cosas de niños, por si lo olvidas... ya somos adultos.

- Y sigues igual, no lo niegues Thomas, se que algo te tiene inquieto.

- Estoy tratando de proteger a tu familia, perdóname si no soy la calma andante.

- Es más que eso –dije ahora más serio -¿para que querías las reformaciones del tío Fernando?

- Una cosa a la vez Eider, una a la vez.

Después de eso no seguimos hablando, nuestra casa quedaba a una hora y media del centro de la ciudad porque mis padres siempre prefirieron la paz lejos de las aglomeraciones.

Al llegar a la entrada no pude evitar pensar en mis padres otra vez, después de dejarlos para estudiar y romper con sus sueños, habíamos seguido en contacto aunque no de la misma manera, mi madre siempre me hablaba con gran cariño pero en sus ojos veía el anhelo por lo que no podría tener.

Perderlos fue un duro golpe y aunque Thomas nunca lo admitiera, sabía que el sufría mucho también, eran todo lo que teníamos.

- Cuando dijeron casa, pensaba que hablaban de una casa en los suburbios. –la voz de mary me saco de mis pensamientos, estaba de pie cerca de mí y sus ojos brillaban con reconocimiento –es un lugar muy hermoso.

- Es todo gracias a mi madre, siempre fue muy detallista.

- Pasemos –Eider volvió con cristine, quien por toda una vida ha estado en casa y cuidando de nosotros. –nana tiene todo listo.

Ayude a mary con sus cosas, bueno, después de calmar su reticencias, mientras caminábamos siguiendo a mi nana le iba enseñando todo cuanto pasábamos para que se sintiera mas cómoda, porque a pesar de sus bromas, podía notar lo tensa que estaba.

El Doctor,  el ¿destino? y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora