☆ Capítulo 1. Sin aliento.

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Eran las 8 de la mañana, se encontraba en la cocina, sentada en la barra comiendo su desayuno, ya lista para la escuela. Su madre entró y le dedicó una sonrisa. Samantha Stone era una mujer alta y delgada, no mayor de 40 años, dulce y, a su vez, estricta. Alba Stone era su única hija, cursaba el último año de preparatoria y era la primera en la lista de estudiantes, destacada por su amabilidad, inteligencia y belleza.

—Date prisa si no quieres llegar tarde.

—No, mamá —le dijo—ya casi termino.

Una vez que terminó su desayuno, se levantó rápidamente y se despidió de su mamá con un beso en la frente. Caminó con tranquilidad hasta la parada de autobuses y, cuando éste llegó, subió sin pensarlo dos veces.

Minutos después, ya se encontraba en la escuela. Alba caminó por los pasillos, en busca de su mejor amiga. Finalmente, la encontró.

Esmeralda Wilson, una pelirroja despampanante, se encontraba pegando algunos anuncios del baile que se aproximaba. Cuando visualizó a la morena que se acercaba a saludarla, se detuvo y le sonrió.

—¡Hey, chica! ¿Cómo estás, bella?—Le preguntó a su amiga del alma.

Las dos chicas se habían conocido desde que usaban biberón y, desde entonces, eran inseparables. Todo lo que Alba hacía, Esmeralda también. En eso se resumía su amistad: hacer absolutamente todo juntas. A pesar de eso, siempre había algo que las distinguía, por ello se complementaban.

—Yo estoy bien. Algo emocionada por el baile... aunque aún no tengo pareja. —Respondió la morena. Esmeralda rió.

—No entiendo porqué te preocupas. ¡Sólo tienes que mirarte! —Le ordenó mientras la tomaba de la mano y le daba una vuelta— Eres totalmente hermosa, será cuestión de segundos para que encuentres a alguien que te quiera llevar al baile. Además... ¿quién sabe? —Le cuestionó, acercándose lentamente para susurrarle al oído—Capaz llegas a algo más.

Alba rió.

—¡Quieres callarte!

—Oh, vamos, por favor. Ya tienes 17 años.

—Eso no tiene nada que ver, amiga —le recordó, colocando sus ojos en blanco— Y más te vale que no andes por ahí inventando. No planeo ser tía tan joven y mucho menos dejarte ser madre a esta edad.

—Ya, ya —replicó la pelirroja con aburrimiento. De repente, una chispa de diversión inundó sus ojos.— Creo que ya sé a quién puedes invitar—dijo con algo de burla, girando a su amiga para que pudiera ver a la persona que ella estaba viendo.—James Ryan: 1.87 metros de pura galanura. Totalmente disponible para ti.

Por segunda vez en el día, Alba colocó sus ojos en blanco. Soltó un suspiro.

—Ni en sus sueños... ni en los tuyos —le sonrió.

El timbre sonó anunciando el comienzo de la primera clase. Alba caminó hasta el salón con Esmeralda a su lado.

—Bien, pero de todas formas te conseguiré a alguien.

Las horas pasaron con normalidad. Nada nuevo durante el almuerzo, nada interesante durante las clases ni nada divertido en los descansos. Lo único que no encajaba en lo común fue la ausencia de la profesora de Literatura, quien había enfermado. Eso significaba que todos los chicos quedarían libres durante el último bloque.

—Al fin una buena noticia, ¿no creen? —Preguntó Joe a las espaldas de las chicas. Ambas sonrieron dándole la razón. —¿Qué van a hacer ahora?—cuestionó curioso.

—Nada, supongo—respondió la morena —Creo que mejor me voy a casa. Mi mamá trabaja hasta tarde y me dejó un millón de quehaceres, así que...

—No, no te vayas —rogó su amigo desde 3er grado—Quédate, estaba planeando jugar un rato con los muchachos. Será divertido y con más personas, es mejor—finalizó con una sonrisa.

—¿Qué clase de juego? —Preguntó Esmeralda, curiosa.

—Se llama "¿Qué pasaría si...?". Se supone que comienzas la pregunta de esa manera y la completas con la situación más descabellada que se te ocurra. Es algo así como "Verdad o Reto".

—¿Qué sucede si no quiero responder? —Preguntó Alba, viéndole lo gracioso e interesante al juego que proponía su amigo.

—He ahí donde comienza la ciencia del juego —rió—, pues si te niegas a contestar por equis razón, aparte de quedar como aguafiestas y perder tu dignidad, tienes que pagar para poder saltar tu turno.

—¿Y quién se lleva el dinero?

—La persona que haya hecho la pregunta.

—¿Y si...

—Ya basta de preguntas —la interrumpió—¿Juegas o no?

—Ya, ya... está bien —terminó accediendo.

Los tres caminaron hasta el pequeño jardín que tenía la escuela en la parte trasera. Allí se encontraban varias personas más. Alba supuso que eran amigos de Joe ya que también se encontraba su novia, Rose.

Tomaron asiento formando un círculo enorme y comenzaron a jugar haciendo las preguntas más extrañas que ella pudo haber escuchado en su vida. Varios saltaron sus respuestas, pues se negaban a decir la verdad. El lugar se llenó de risas y de alguna que otra mirada de complicidad.

El ambiente era cálido y Alba se sintió bien mientras estaba rodeada de esas personas.

Finalmente, todos los presentes escucharon el último timbre que anunciaba la hora de salida y la culminación de las clases.

Alba y los demás se despidieron y caminaron en direcciones diferentes.

Mientras caminaba, se extrañó cuando miró su reloj, pues éste marcaba una hora diferente. Llegó nuevamente a la parada de autobuses y se sentó a esperar el que la llevaría a casa nuevamente, sin embargo, éste nunca llegó.

Sacó su celular y se dio cuenta que la hora que su reloj marcaba era correcta. Se sorprendió cuando cayó en cuenta de que había tardado demasiado para llegar a la parada y lo más probable era que su autobús se habría ido.

Se levantó de golpe, molesta porque le tocaba caminar hasta su casa. Le echó la culpa a Joe por convencerla de jugar a ese tonto juego.

Fue violentamente sacada de sus pensamientos cuando sintió el choque contra un cuerpo. Apenada le ayudó a recoger sus cosas. Su "lo siento" se vio atorado en su garganta cuando vio contra quién había chocado.

Una chica.

Una chica de cabello rubio y de pálida piel la miraba fijamente. De forma automática su piel se erizó y algo en su mente le dijo que debía salir del lugar.

Asoció su imagen con la de una bruja. No por su rostro, sino por su aspecto: oscuro y aterrador.

Alba estaba dispuesta a irse cuando la voz de la chica la interrumpió.

—¿Qué pasaría si... mueres hoy?

Se quedó sin aliento.

*****

Editado. Dic 12/2017

(Este es el primer capítulo de mi historia, la verdad llevo pensando la trama desde hace mucho y me animé a escribirla. ¡Ahh! ¡Estoy nerviosa!
Quería darle una descripción de la queridísima Alba Stone:
Ella es morena, de ojos cafés, es delgada, cabello castaño ocuro y largo. La verdad es muy bonita.
Son la 1:54 am aquí en mi país y creo que será mejor que me duerma. ¡Ya quiero que lean!
Besos, bye.)

¿Sigo viva?Where stories live. Discover now